"¿Usted sabe cómo terminó el juicio? El vicepresidente de la ATP le dijo: «Guillermo, te tenemos que sancionar porque si no los otros tenistas nos matan». No les importó un pito nada. En todos los casos de doping de la historia del deporte nadie jamás pudo presentar cuál era el producto por el cual el control había dado positivo. Además, para una exención de la pena se deben dar tres condiciones. Descubrir cuál es el producto, cómo ingresó al cuerpo para determinar los cuidados que tuvo el jugador y demostrar la inocencia total. Nosotros demostramos todo y la ATP lo aceptó", indicó con tono firme el padre del jugador. "Presentamos el análisis de las pastillas -continuó Oscar Coria-, que se realizó en Inglaterra supervisado por el CPOI; la prueba del polígrafo -detector de mentiras- a la que se agregaron Franco Davin (coach) y Alberto Osete (preparador físico); un estudio de psicología completísimo para determinar la personalidad y su respeto de las reglas y otros estudios psicológicos que realizaron personas especialmente contratadas en España que vinieron a Venado Tuerto. Hicimos un análisis capilar que le analiza por centímetro de cabello un mes de vida. Tuvimos la mala suerte de que las pastillas se contaminan porque ese laboratorio produce nandrolona y si las maquinarias no están bien limpias quedan restos".
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