Tras la tensa jornada del viernes último y una madrugada con las calles atestadas de móviles policiales, las zonas oeste y norte de la ciudad fueron volviendo ayer poco a poco a la normalidad. Luego de un último incidente que produjo anteanoche en un autoservicio de Bahía Blanca al 300, algunos supermercados abrieron sus puertas normalmente, otros lo hicieron con la presencia de efectivos de la policía en las puertas y unos pocos optaron directamente por dejar las persianas bajas. El ministro de Gobierno de la provincia, Lorenzo Domínguez, aseguró a La Capital que "todo sigue en total tranquilidad", aunque también admitió que "hay un operativo especial de vigilancia en toda la ciudad".
El supermercado La Gallega de Donado y Mendoza ayer decidió directamente no abrir sus puertas al público, ya que había sido uno de los focos de mayor tensión de los incidentes registrados el viernes, con piedrazos y balas de goma al aire. Pese a esa decisión, los almacenes y quioscos más pequeños de los alrededores de la zona trabajaron con normalidad.
También los hipermercados que están sobre Circunvalación funcionaron como lo hacen habitualmente y sin patrulleros en la entrada. Incluso la sucursal de La Gallega que está en la esquina de Córdoba, al igual que el Coto y el mayorista Micropack, tenía sus puertas abiertas.
"Acá está todo tranquilo. Tenemos móviles de la policía patrullando y dando vueltas por la zona todo el tiempo, pero adentro del supermercado sólo hay un adicional de la policía que es el que está todos los días", contó el personal de seguridad privada del híper Carrefour.
La que pareció estar más en la mira fue la zona de Juan José Paso al 2700, que amaneció con custodia policial. No por azar, sino porque anteayer fue uno de los puntos más álgidos de la ciudad, cuando unas 400 personas llegaron hasta el supermercado Azul en busca de comida y tampoco allí faltaron las balas de goma.
"Acá la gente tiene mucha bronca, algunos porque no tienen nada y los comerciantes porque no venden nada. La situación es desastrosa", aseguró el encargado de la estación de servicio EG3 de Circunvalación y Juan José Paso, un testigo presencial en la zona. "La policía está dando vueltas todo el tiempo, pero hasta ahora no hay problemas", indicó.
Lo cierto es que no sólo las áreas rosarinas que fueron focos del conflicto estuvieron bajo estricto control policial, sino toda la ciudad. "Lo que se hizo fue montar un dispositivo especial de vigilancia de todo Rosario con un refuerzo de las rondas y de las guardias", explicó el titular de Gobierno de la provincia.
Ayer por la tarde, el funcionario aseguró que hasta ese momento "no se registraron nuevos incidentes" y agregó: "Espero que todo continúe así de tranquilo".
Una madrugada en tensa calma
Durante la madrugada de ayer hubo zonas de la ciudad donde la tensión aún flotaba en el aire. Media hora después de la medianoche del viernes, se produjo el último incidente.
En la zona norte de Rosario, un grupo de personas violentó las persianas y las puertas del autoservicio Bahía, que funciona en Bahía Blanca 320, y se llevaron dos máquinas registradoras, comestibles, bebidas alcohólicas y un televisor. Pero el Comando Radioeléctrico llegó al lugar cuando la gente ya se había ido, por lo no pudieron identificar a nadie.
Luego de ese último episodio, la madrugada llegó en una tensa calma y con el correr de las horas, las calles fueron retornando a la normalidad.
Como prueba de la tensión que se vivió el viernes, las áreas donde se habían producido los incidentes más graves -Juan José Paso al 2700, y Mendoza y Donado- se veían plagadas de patrulleros que aparecían por todas las esquinas y también había móviles apostados en las puertas de los supermercados.
Los resabios de un piquete en Génova y La Travesía también fueron escenario de un despliegue policial que durante todo el día se mantuvo alerta.
La Ciudad
