Año CXXXV
 Nº 49.305
Rosario,
lunes  19 de
noviembre de 2001
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Recorriendo Rosario. Está ubicado en el centro del mapa de la ciudad
Bella Vista Oeste, un barrio que sobrevive
Allí está enclavado el Distrito Oeste. Las villas predominan en la zona. Es muy inseguro y con falta de infraestructura

Sergio Roulier

Bella Vista Oeste está en el centro del mapa urbano de Rosario, pero no goza de privilegios. Es un barrio más bien chico, muy heterogéneo y cercano a otros sectores más acomodados. Parte de su población -dicen que el 35 por ciento- vive en asentamientos precarios y otros en casas humildes, mientras que a la clase media le queda una franja cerca de las avenidas. La intervención del Estado y de las ONG en materia de asistencia es decisiva para conservar el clima social, aunque los verdaderos artífices son los que trabajan en forma solidaria.
Es el barrio donde está enclavado el Centro de Distrito Oeste Felipe Moré, una de las últimas intervenciones del municipio en la zona, que se suma a la erradicación de parte de villa Banana para la apertura del bulevar 27 de Febrero. Otra gran obra esperada es el mejoramiento del acceso por avenida Pellegrini. Sin embargo, en el interior del barrio hay deudas pendientes como las cloacas, la falta de pavimentación y la reapertura de algunas calles.
Es considerada una de las barriadas más peligrosas por la inseguridad y los robos. Los vecinos se quejan porque las ambulancias o los taxis no quieren entrar y aseguran que los comerciantes pagan una "tasa adicional" para que no los asalten.
Como una valla de contención para evitar que los jóvenes salgan o no caigan en el mundo marginal, el padre Joaquín Núñez trabaja en la villa con distintos grupos y atiende en sus tres comedores a miles de niños y ancianos. "El barrio está muy difícil por la desocupación y la falta de alimentación y salud, y es muy peligroso por la droga y la delincuencia", describe.
Los asentamientos esconden a los delincuentes entre los chicos y mayores sin empleo y en precarias condiciones de subsistencia. Los pequeños se alimentan en los comedores comunitarios y escolares. En el Bichito de Luz, que atiende Carmen Bueno, 250 pibes forman fila todas las tardes para tener un plato de comida. La Casa de Luxemburgo también se ocupa de los más necesitados.
La diferencia entre la villa y el resto del barrio está muy marcada. Ahora no resalta porque el desempleo -hablan de un 70 por ciento en la jurisdicción- y la crisis le llegó a todo el mundo, pero aseguran que los villeros están "más organizados" para conseguir ayuda.
Los problemas de infraestructura no tienen fronteras. El estado de las calles, la falta de apertura o pavimentación de otras, las malditas zanjas, las cloacas prometidas y una única línea de colectivos (la 123) que ingresa al sector, son los más recurrentes. Oscar Vargas, de la vecinal, también le sumó la necesidad de contar con más centros de salud.
Bella Vista Oeste parece estar castigado en relación a otros barrios vecinos, ya que a pocas cuadras está el pintoresco Bella Vista o el tan comercial Echesortu. El perfil de Pellegrini y Avellaneda no tienen nada que ver con lo que hay detrás, sólo en las casas de las cuadras más cercanas se ve un cierto nivel económico.
Es que el barrio en cuestión está atado a su pasado. Esas tierras siempre estuvieron sujetas a expropiación por el ferrocarril, ya que por años estuvo la idea de crear una megaterminal de pasajeros.
Los primeros habitantes fueron quinteros. Después, y con la llegada de los primeros migrantes del norte, se sumaron albañiles y vendedores ambulantes como Antonio Gómez (70 años), famoso por salir disfrazado de cowboy en los carnavales. "La historia del lugar ha marcado este presente", reflexiona.
Del otro lado de Godoy, 280 familias fueron relocalizadas de villa Banana para abrir 27 de Febrero. La postal de carros con cartones y chicos pidiendo en la calle se repite en ese espacio.
Enfrente está el centro de distrito municipal. Para muchos una obra faraónica que contrasta con la realidad barrial. Para los vecinos, un espacio que ofrece actividades a los niños y oficinas para trámites administrativos. A la mañana muy temprano, la hilera de personas que esperan un turno suele ser tan larga en el Felipe Moré como frente al dispensario Stafieri.



El centro de distrito contrasta con la realidad barrial.
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