Sin dudas, el otro gran protagonista de la fiesta fue el público. El director del Ente Turístico Rosairo, Raúl Garo, calculó que durante las nueve jornadas que duró el encuentro asistieron unas 650 mil personas. El dato, preliminar, pareció tener ayer una primera confirmación: una multitud colmó el predio y hasta se extendió a la vereda del Monumento Nacional a la Bandera. Un público multitudinario que se dio cita atraído por los platos típicos (muchos se agotaron cuando promediaba la fiesta); los espectáculos en el escenario central y las chicas que compitieron por el reinado. Todo en una noche que empujaba a ganar la calle. La avenida Belgrano se convirtió en una platea donde cientos de personas (muchas familias enteras) esperaban sentadas los fuegos artificiales. Otro balcón fueron las escalinatas lateales del Monumento. Y por supuesto, la zona frente al escenario mayor era un verdadero pandemonio. La calle y el parque sirvieron de mantel para un picnic masivo, donde no sólo se consumió lo que se compraba en los stands de las colectividades, sino lo que se vendía en los carritos aledaños. Y en medio del calor, hubo de todo para calmar la sed. La cerveza, por supuesto, volvió a ser la preferida: se consumieron más de 40 mil litros. Pero también el lemonchello, un licor italiano a base de limón, fue uno de los tragos más consumidos. Los vinos se convirtieron en otra alternativa para los grandes Y entre bebidas, comidas y espectáculos, los rosarinos volvieron a decirle sí a su fiesta.
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