Editorial

El Censo es clave

Se convirtió, en estos últimos tiempos, en el eje de polémicas que en realidad no le concernían de modo directo. Como consecuencia de la grave recesión económica que padece la República, la realización del Censo Nacional 2001 estuvo en riesgo. La razón fue la intransigencia inicial de los gremios docentes, que -escudados en un legítimo enojo por cuestiones salariales- definieron que esta vez no iban a participar en él, tal como tradicionalmente ocurría. Por fortuna esa posición demostró ser más patrimonio de los dirigentes sindicales que de la gran mayoría de los maestros, que al cabo aceptó trabajar y permitió, de esa manera, que entre ayer y hoy se concretara el gigantesco y exhaustivo relevamiento que proporcionará datos vitales sobre el difícil presente del país de los argentinos.
Sorprendió, en tal sentido, que no poca gente, haciendo gala de un amargo escepticismo, cuestionara -por inútil- la misma realización del Censo. Pueden ser comprensibles, dadas las duras circunstancias que se viven, tanto la amargura como el escepticismo, pero desvirtuar la trascendencia del imponente operativo en marcha implica pecar de ignorancia. Es que no resulta posible transformar aquello que no se conoce.
Durante la decisiva y ya lejana década de los noventa, la Argentina experimentó profundos y no pocas veces traumáticos cambios. Esas transformaciones saltan a la vista del observador atento, pero sólo una exploración más intensa y a fondo revelará cuál es la realidad concreta que se está atravesando, y que muchas veces se padece. Ese es el objetivo final de la ciclópea tarea que se inició la víspera y culmina en el mediodía de hoy, domingo. Sencillamente, una radiografía de la Nación. Cuántos somos, quiénes somos. En qué trabajamos, si es que trabajamos. Cómo y con quién vivimos. La totalidad de aspectos que el cuestionario cubre sumaría muchas líneas a esta columna editorial, pero no puede caber duda alguna del interés enorme que posee la información que se obtenga.
Por ese motivo, no cabe sino expresar satisfacción ante la exitosa concreción del Censo, una de las mayores y más progresistas movilizaciones civiles que existan. Y, simultáneamente, desear que los datos procesados gracias a él ayuden, en primera instancia, a comprender el presente del país. A fin de, donde sea necesario, dar los pasos que corresponda con el objetivo de modificarlo.