Año CXXXIV
 Nº 49.298
Rosario,
lunes  12 de
noviembre de 2001
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El paraguas de Chacho Alvarez logró el ascenso de nombres casi desconocidos
El Frente Grande santafesino no suma votos, pero acumula cargos en la Nación
"Fuimos los Robin Hood", admiten desde el socialismo popular, socio mayoritario del Frepaso provincial

Carlos Colombo

A diferencia de lo que sucede en el resto del país, en Santa Fe el Frente Grande (FG) es el socio minoritario del Frepaso, donde todo el peso político y electoral recae en el Partido Socialista Popular (PSP). En realidad, el Frepaso provincial es a esta altura solamente un sello que sigue existiendo por cuestiones meramente protocolares, y construido en su momento por el breve halo fulgurante que despertaba Carlos Chacho Alvarez.
Pero hay un dato que a los socialistas populares los llena de furia: de los tres legisladores nacionales que permanecen en la Cámara baja, sólo uno, Rubén Giustiniani, les pertenece. Este milagro de la política santafesina explica mejor que nada la explosión interna que se produjo en la Alianza y, sobre todo, en la otrora confederación de centroizquierda.
"Fuimos los Robin Hood de la política santafesina", admite socarronamente un pesepista que no quiere que el partido "repita el error".
Además de Giustiniani -encabezó la boleta de la Alianza y fue reelecto el 14 de octubre-, el Frepaso está representado en Diputados por el ex intendente de Sastre Juan Miguel Gariglio y por la rosarina Alicia Gutiérrez.
Gariglio cubrió la vacante que se produjo en el Parlamento tras el pase al Ejecutivo nacional de la usandizaguista Beatriz Fontaneto y Gutiérrez acaba de ingresar a la Cámara por el fallecimiento del radical Delki Scarpín.
Pero para sumar a la confusión general Gariglio quedó con el sector de Darío Alessandro (minoritario dentro del Frepaso que se rompió en Diputados), Giustiniani rearmó el bloque del PSP y Gutiérrez, ni bien ingresó, pasó a integrar la bancada del ARI, que lidera Elisa Carrió.
La relación cuantitativa de funcionarios es escandalosa si se comparan los niveles de representatividad que hoy tienen en Santa Fe el PSP y el Frente Grande.
El socialismo popular gobierna Rosario, el intendente Hermes Binner mantiene una buena imagen -a pesar de perder las últimas elecciones a concejal- y un nivel de conocimiento que trasciende no sólo los límites de la ciudad sino los de la provincia, colocándolo como uno de los posibles candidatos a gobernador para el 2003. Es además, junto a Aníbal Ibarra, de los ejecutivos con mayor proyección del Frepaso.
Giustiniani fue el primer candidato a diputado de la Alianza alcanzando el segundo lugar detrás del PJ y es, nacionalmente, un operador importante en lo que queda de la coalición. Pero es el único legislador del PSP santafesino en el Parlamento nacional.
El Frente Grande demostró una performance inexistente en las últimas elecciones en Rosario y no pudo, siquiera, mantener a Juan Giani como concejal en la futura composición del Palacio Vasallo. Si bien es cierto que en el resto de las localidades colocó nueve ediles.
Gariglio, cuyo grado de conocimiento provincial es nulo, fue presidente del Frente Grande santafesino y funcionario estratégico en la cartera de Desarrollo Social, cuando era conducida por Graciela Fernández Meijide.
Para colmo de males frepasistas, socialistas o frentegrandistas, Gutiérrez, apenas asumió como diputada nacional, anunció su fichaje para el ARI.
A la hora de aportar cargos en las segundas y terceras líneas del gobierno nacional, el Frente Grande aprovechó mucho mejor su cercanía con el ex vicepresidente Alvarez que los seguidores del PSP.
"El Frente Grande es una agencia de colocaciones", dicen despectivamente algunos socialistas despechados.
Es que mientras los dirigentes santafesinos del FG rápidamente encontraron conchabo en Buenos Aires, el PSP se tuvo que conformar con ocupar cargos menores en Rosario, como la delegación del Pami (que ya perdió) o Radio Nacional.
Además del antecedente ya mencionado de Gariglio, el ex concejal del Frente Grande Sergio Rossi fue funcionario del Pami primero, luego pasó al Ministerio del Interior y finalmente desembarcó en Desarrollo Social de la mano de Juan Pablo Cafiero.
A pesar de la salida de Cafiero, Rossi sigue a cargo de la Secretaría Federal de Desarrollo Social en el ministerio que hoy ocupa Daniel Sartor.
Otro caso de ascenso vertiginoso fue el de Marcelo Trompa Brignone, quien arrancó con un cargo importante en Desarrollo Social con Fernández Meijide y ahora es el jefe de asesores del vicepresidente de la Cámara de Diputados Rodolfo Rodil, además de presidir el Frente Grande provincial.
La ex dirigente de los docentes universitarios Graciela Rocchi fue una de las espadas de Alberto Flamarique en el Ministerio de Trabajo cuando todavía la Alianza vivía su luna de miel.
Pero no se fue con Flamarique cuando estalló el escándalo por las supuestas coimas en el Senado por la aprobación de la ley de flexibilización laboral, sino que continuó como directora Nacional de Empleo con Patricia Bullrich y mantiene ese cargo -por ahora- con el radical José Dumón.
Otro que está en Buenos Aires es Eduardo Silvano, quien ocupa un cargo en la dirección del Pami central.
En tanto, la ex diputada Elsa Combes -también del Frente Grande- fue durante los primeros meses del gobierno de Fernando de la Rúa subsecretaria de Deportes de la Nación.
La pregunta es si el socialismo popular no supo disputar mejor los lugares a ocupar, o si los hombres del Frente Grande aprovecharon mucho mejor las ventajas que le daba estar bajo el paraguas chachista a pesar de su escaso peso político y electoral en Santa Fe.
Todos estos datos sorprenderán, seguramente, a más de un lector desprevenido y le darán un dolor de cabeza a los hombres del PSP, pero ejemplifican el derrotero hiperconfuso de la Alianza y del Frepaso santafesino, una sigla unida, a la luz del resultado final, más por el espanto que por aquel viejo eslogan: "Otro país es posible".



Los votos son del PSP, los cargos son ajenos.
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