Año CXXXIV
 Nº 49.266
Rosario,
sábado  13 de
octubre de 2001
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El grupo estrena "Redescubriendo América" en el Centro Cultural de la UNR
La Sociedad de los 5 Vientos presenta su primer álbum producido en Rosario
Luis Giavón, uno de los fundadores del quinteto, dijo que apuntan a la proyección nacional

Marcelo Menichetti

La Sociedad de los 5 Vientos presentará hoy, a las 20, "Redescubriendo América", su primer disco compacto, con un concierto en el Centro Cultural de la Universidad Nacional de Rosario, Maipú 1065, con entrada libre y gratuita.
Luis Giavón, oboísta y miembro fundador de la agrupación, confesó a Escenario que el grupo llegó al disco de manera sorpresiva, y explicó: "A la vuelta de un viaje a Italia que hicimos el año pasado nos encontramos con la grata noticia de que teníamos que empezar a grabar".
Tras siete años de una labor que fraguó la unión del grupo en torno a un proyecto común, al fin se presentó la posibilidad de grabar un disco. El quinteto decidió entonces registrar el repertorio que había presentado en la gira que llevó adelante por Italia a fines del 2000.
Giavón reveló que el álbum surgió de una confluencia de voluntades. "Fue una coproducción de dos secretarías de cultura de Rosario -dijo-, la de la Universidad Nacional, que pagó la grabación, y la de la Municipalidad, que se hizo cargo de la edición".
-¿Cómo nació la Sociedad de los 5 Vientos?
-Siempre quisimos formar un quinteto de esta naturaleza, pero nos faltaba un elemento. Con Gabriel Leo insistíamos con la idea hasta que llegó un momento en que se dio todo. Había repertorios interesantes para tocar y era una manera buena de formarnos como músicos. En el 94 se dieron las condiciones: Miguel Garrefa, que toca el corno, un instrumento imprescindible, vivía en Mar del Plata y volvió a Rosario. También estaba Susana (Schlaen) que venía tallando fuerte con el fagot. Había que buscar un clarinete, así que hablamos con Julio Kobryn. Fue una materia pendiente que finalmente se cumplió.
-¿Cuál fue el referente del grupo?
-El referente más fuerte en la Argentina es el Quinteto del Mozarteum. Vemos con placer a tipos de 80 años que siguen tocando después de 50 años juntos. Uno los ve en edad de jubilarse pero su vitalidad les permite seguir tocando, con by pass y todo (risas).
-¿Qué significa ser un organismo estable de la universidad?
-La idea, por parte del grupo, es aprovechar la estructura de la universidad como medio de conexión para un grupo como el nuestro que no transita por los canales comerciales. La estructura de la universidad es interesante como nexo y también hay una tradición de quintetos en otras partes del mundo que dependen de las universidades.
-¿Quién dirige al grupo?
-Se consensúa entre lo que uno pretende, lo que uno puede y las cosas que suenan. Por lo general tenemos referencias grabadas y eso funciona como referente. Hay discusiones, pero priva el buen gusto (risas).
-¿Cómo se sienten en la consideración de los demás?
-(Piensa) No sé (risas). Puedo elaborar una serie de hipótesis que me pueden llevar a pensar que el conjunto está bien considerado. Esas hipótesis se basan en situaciones específicas como ésta, en la que el mundo está inmerso. Nosotros presentamos un disco con un repertorio conformado por obras americanas, con un lenguaje universal, como es la música, que lo puede leer un hombre que está acá, en la China o en Arabia Saudita, editado por dos organismos públicos que apuestan a la proyección de ese trabajo. Me parece que eso significa algo, es una atención al trabajo que, por lo menos, nos emparenta con lo bien hecho. A nivel nacional no sé qué puede llegar a pasar, pero creo que este disco es una nueva puerta que se abre.
-¿Ustedes tocaron antes en el extranjero que en Buenos Aires?
-Claro. Fuimos a Buenos Aires a tocar en un congreso internacional y la conexión vino porque habíamos ido a Estados Unidos a tocar en 1998 a un congreso internacional de las dobles cañas. Los organizadores editan una revista y nosotros mandamos un demo y nos incluyeron en la programación. Nos dieron un espacio para mostrar lo nuestro.
-¿La formación del quinteto es habitual en el mundo?
-Sí, es como un cuarteto de cuerdas. Incluso esta contemplado por los compositores. Hay muchas obras para estas formaciones. Hace poco estuvo Leo Maslíah en Rosario y, cuando le conté en qué andaba, me dijo: "Tengo un cuarteto de maderas escrito". Ya me mandó las partituras y ya lo incorporamos a los ensayos. Es decir que hay gente que hoy escribe para estas formaciones.
-¿Qué otros trabajos internacionales hicieron?
-Estuvimos en Italia, en la región del Lazio. Tocamos en Roma y los alrededores. Fue una semana de intenso trabajo y lo interesante es que nos invitaron a volver pero no pudimos hacerlo todavía por el tema económico.
-¿Cómo les fue con el público?
-Nos fue bárbaro. Nos dio la sensación de que estábamos tocando a un nivel al que están acostumbrados. La certeza fue la invitación inmediata a volver, ya que no nos conocían. Si nos quedábamos con la lectura de la reacción del público solamente el aplauso podría haber sido formal.
-¿Y en Rosario?
-Los rosarinos son impresionantes y acá tenemos una hinchada bárbara. Ahora me estoy dando cuenta por qué muchos artistas quieren venir a estrenar sus cosas a Rosario... La gente se expresa sin tapujos.
-¿Cuál es el nivel de los grupos, como la sinfónica, que se dedican a interpretar música clásica en Rosario?
-Me parece que viene bien. En algunos casos los esfuerzos individuales no alcanzan a levantar el grupo entero así que, por ahí, las cosas son desparejas. La sinfónica es una suma de voluntades, el trabajo de una orquesta se hace minuto a minuto y con la suma de los 70 u 80 tipos que la integran. El problema de la orquesta hoy es que no hay una calidad pareja en la conducción. No estoy hablando del director estable, ni es una crítica a ninguno de los directores, simplemente es que hay niveles desparejos de conducción o de seducción. Haciendo la cuenta a fin de año los músicos somos siempre los mismos. Pasamos una noche larga y recién ahora la orquesta sinfónica como tal, comienza a tener otra proyección.
-¿Desterraste la música popular de tu repertorio?
-Lo mío con la música popular siempre fue desde lo instrumentístico, entonces tiene que existir alguna propuesta que desde lo instrumentístico me genere algún desafío o tiene que haber un enganche con la estética de quien deba acompañar. Para mí se perdió lo instrumentístico en favor de los textos y se prioriza otra sonoridad donde quizá lo que yo hago no sirva. Hasta hace poco si me invitaban a tocar una línea me hubiera sentido cómodo, hoy ya no.



El grupo grabó el disco tras siete años de labor.
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