Año CXXXIV
 Nº 49.266
Rosario,
sábado  13 de
octubre de 2001
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"Monólogos de la vagina" vuelve al teatro Astengo
Lía Jelín, directora del espectáculo, dijo que la obra pone en discurso una dicotomía de la civilización

Rodolfo Bella

"Monólogos de la vagina" vuelve a subir a escena hoy, a las 21, en el teatro Fundación Astengo, Mitre 754. Lía Jelín, la directora del espectáculo que interpretan Alicia Bruzzo, Andrea Pietra y Betiana Blum, dijo que los prejuicios que aún existen con respecto a la palabra vagina radican en una escisión en la forma de entender el cuerpo femenino: "Alguna vez había que hablar de la dicotomía que tiene esta civilización judeocristiana en cuanto a que la maternidad y el placer se originan en el mismo lugar". En charla con Escenario, Jelín relativizó que el texto tenga connotaciones feministas: "No sé muy bien qué significa la palabra feminismo. Si quiere decir luchar para que el ser humano sea único, respetado, sea hembra, macho o del sexo que quiera elegir o el que le venga bien y le haga feliz, está bien".
-¿Cómo entiende el significado esencial de "Monólogos de la vagina"?
-El texto de Eva Ensler habla de conciencia colectiva, de aquello que está todas partes y no se sabe dónde empezó. Era algo que la sociedad y que las mujeres necesitaban. Si bien es complejo porque aborda situaciones ríspidas, por ahí no tan divertidas y dolorosas como son las violaciones o la pobreza, es muy testimonial, pero también tiene muchísimo humor, como es la vida.
-¿Por qué supone que la palabra vagina tiene aún una carga de prejuicios?
-Si uno ve lo que está pasando en los países árabes, o dónde estaba la mujer y dónde está ahora, esa también es una forma de racismo. Pienso que hay una dicotomía en esta civilización judeocristiana, en donde el mismo lugar donde está entronizado y sacralizada la maternidad, es el mismo lugar del placer. Es una ruptura extraña y muy difícil de revertir. Por un lado la maternidad es sagrada, pero el placer está defenestrado. En algún momento tiene que haber un equilibrio y habría que hablar que es el mismo lugar. Acordándome de "El segundo sexo", de Simone de Beauvoir, hablando irónicamente, imagínese qué largo camino ha transitado la mujer como ser inferior. Sin dudas es algo prejuicioso, como el prejuicio con los pobres.
-¿Se puede hablar de algún tipo de temor por parte del hombre?
-Toda la sociedad occidental está muy movilizada por estos temas. Es mucho más tranquilizante saber que la mujer está cubierta, con ropa tradicional o con burkas. De alguna manera es la representación del mal. Es poner los propios deseos en el otro y decir que la mujer es diabólica, sucia, que tienta al hombre. No se si el hombre actual, el macho posmoderno, aguanta bien este crecimiento. Por otro lado, no es un crecimiento que venga a suplantar al hombre. Todo lo contrario. La mujer tiene unas virtudes y el hombre otras. El hombre también tiene miedo porque su sexo está expuesto y se ve ampliamente si fracasa o no. Así como las mujeres están luchando por salir adelante, por no quedarse atrás, el hombre también tiene que luchar y no quedarnos en esta cosa maternal en donde la división mujer-madre está tan brutalmente marcada.
-¿En qué radica la repercusión de "Monólogos de la vagina"?
-El éxito demuestra precisamente hasta qué punto hay necesidad de hablar de esto. No es que las mujeres sean absolutamente superadas y sepan de sí mismas todo lo que tienen que saber. Esa es una mínima porción de mujeres, pero no es una lucha contra el hombre, sino social y filosófica.
-¿Es pertinente hablar de feminismo en "Monólogos de la vagina"?
-Yo no sé muy bien qué significa feminismo... Las feministas han luchado por el sufragio, algo que los socialistas no lograron. Tuvo que venir una Evita y darle el sufragio a la mujer. Pero ¿cuántos años pasaron...? Muy pocos en la historia del mundo. ¿Cómo puede ser que hasta hace cincuenta años no podíamos votar? O no poder separarse, o la infidelidad de la mujer era tremenda y la del hombre era perdonada. Ahora parecen cosas perfectamente naturales. Si feminismo quiere decir luchar para que el ser humano sea único, respetado, sea hembra, macho o del sexo que quiera elegir o el que le venga bien y le haga feliz, está muy bien.
-¿Era necesaria una ley de salud reproductiva para darle un estatuto legal a determinadas decisiones que la mujer puede tomar sobre su cuerpo y su sexualidad?
-José Saramago habla mucho mejor que yo, por algo es premio Nobel y de verdad tiene ideas y conceptos muy claros al respecto. No se puede en nombre de Dios decidir la vida ni defenderla a ultranza. Y nosotros estamos hechos a semejanza de Dios. Estoy muy movilizada por todo lo que está pasando en Afganistán y cuando veo esas cosas yo digo ¡Dios mío... están cinco mil años atrás! Algo raro pasa en la cabeza de los fundamentalistas, de la religión que sea, porque en Irlanda se matan católicos contra protestantes.



Las actrices Andrea Pietra, Alicia Bruzzo y Betiana Blum.
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