Año CXXXIV
 Nº 49.267
Rosario,
viernes  12 de
octubre de 2001
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Argentino no tuvo brillo pero alcanzó un triunfo justo
Los salaítos vencieron a Ituzaingó y rompieron la racha de dos derrotas seguidas

Argentino encontró en el oeste bonaerense el triunfo que fue a buscar y que venía necesitando para cambiar el humor, especialmente después de las dos derrotas que sufrió en el José Olaeta ante Defensores de Cambaceres y Flandria. Tuvo mucha velocidad para empezar a construir la victoria, cuando a los dos minutos Akerman, con colaboración del ecuatoriano Bagüí, resolvió un tiro libre con un chanfle lujoso que se metió en el ángulo alto de un desesperado arquero local. Pero también sufrió de lentitud e irresolución para completar la obra victoriosa en tiempo y forma: nunca liquidó el partido y casi pierde dos puntos en los minutos finales.
Esta vez una de las máximas del fútbol no se cumplió, aquella que habla de que los goles errados en un arco se terminan convirtiendo en el otro. Y Argentino concretó el triunfo, sin duda ajustado a la mayor jerarquía colectiva que tiene su plantel en comparación con lo limitado de Ituzaingó.
Con el 1 a 0 desde el arranque, el equipo de Machetti y Craiyacich no se terminaba de decidir si manejar la pelota desde los pies de Ojeda en asociación con Bagüí y Rubio para provocar llegadas grupales y tocando, o bien jugar largo y aéreo para que Akerman y Robisso se las ingeniaran para desequilibrar en corridas solitarias. La primera variante le hubiera permitido conquistar un triunfo cómodo en un partido que se le abrió a su favor antes de entrar en calor y con un rival pobre de toda pobreza.
Pero para jugar ese partido hacía falta que alumbrara el fútbol de aquellos que pueden mover la pelota con criterio; pero el buen juego no apareció. Entonces el salaíto quedó limitado a la velocidad y el despliegue de sus hombres de punta.
Por el lado local casi nada. Zárate apenas pudo inquietar sobre los 25 minutos, pero el fondo rosarino funcionó parejo y coordinado, lo que le permitió neutralizar los avances locales.
El partido del segundo tiempo fue el previsible: Ituzaingó parado unos metros más adelante, buscando complicar al salaíto por el lado izquierdo de la mano de De Faveri. Argentino con toda las circunstancias a favor para liquidarlo a través de los generosos espacios que dejaban especialmente los marcadores centrales del verde.
Estuvo cerca Akerman dos veces, Ojeda, de taco, pudo convertir tras una jugada de Robisso -mereció ser gol-, y Sampaoli metió un frentazo después de un córner que se fue muy cerca.
Pero el gol que se esperaba nunca llegó. Al albo le faltó la cuota de decisión ofensiva, sobre todo en las proyecciones de los volantes, que se diluyeron en el intento.
En los minutos finales, el local puso su único recurso, el corazón. Y sólo con eso estuvo tres veces por gritar el empate. El poste, Del Vechio y la falta de puntería de Ocamica lo evitaron.



Damián Akerman, autor del gol de la victoria salaíta.
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