Año CXXXIV
 Nº 49.265
Rosario,
miércoles  10 de
octubre de 2001
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Cuando se funde la máquina
Por su historia de vida o causas genéticas, algunas personas son más vulnerables al estrés
La enfermedad no afecta a todos de la misma manera. El desempleo, la violencia urbana, el riesgo país y los atentados actúan como amenazas

Belén Travesaro

Actualmente no faltan los motivos para estresarse. El desempleo, la violencia urbana, el "riesgo país", los atentados y las declaraciones de guerra actúan como amenazas. En caso de no resolverse a tiempo, aparecen enfermedades, entre ellas, las más frecuentes, alteraciones hormonales, psicológicas e hipertensión arterial.
El cardiólogo Daniel López Rosseti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (Sames), en diálogo con La Capital, aclaró que el estrés "no es una enfermedad, sino una actividad normal del organismo", aunque admitió que esto mismo "puede convertirse en distrés, de efectos negativos sobre el organismo".
"El estrés es un proceso psicobiológico, vinculado con la capacidad de adaptación del sujeto. Cuando es normal, se trata de un fenómeno adaptativo, mientras que cuando es anormal, que la persona no se adapta".
Cuando es anormal, los síntomas evidenciados no corresponden a ninguna patología presente. "Por ejemplo -explicó López Rosseti- aquella persona que atraviesa una etapa de tensión laboral y que manifiesta un dolor de cuello continuo, sin que esté presente una patología ósea, traumatismo o enfermedad inmunológica. En esas circunstancias- agrega- el médico puede sospechar de que ese padecimiento está relacionado con la presencia de estrés".
Otro de los ejemplos citados por el profesional refiere a las personas disconformes con su vida cotidiana, que viven la amenaza del futuro en términos de duda, temor o incertidumbre, sea porque transitan problemas matrimoniales o laborales."En estos casos aparecen las palpitaciones. En general estas personas presentan electrocardiogramas normales", dijo.
Sin embargo, no siempre las palpitaciones pueden tener que ver con un problema de estrés, y al respecto, el especialista citó que cuando la emoción acompaña una circunstancia de orden positivo, el estrés no aparece. "Por ejemplo, cuando alguien siente palpitaciones porque está comprometida con su trabajo y la situación lo emociona". En cambio, si los sentimientos relacionados con la situación son negativos, como depresión, ansiedad, miedo, temor, dudas o incertidumbres, es probable que esto desencadene el distrés.
Cuando la situación de insatisfacción, infelicidad y disconformidad es pasajera o persiste en el corto plazo, no hay razón para pensar que esto puede desencadenar estrés. En cambio, si los conflictos no se resuelven a tiempo, a largo plazo aparecen las enfermedades, como hipertensión arterial, alteraciones hormonales y psicológicas.

Estresores
"En estos últimos tiempos aumentaron los estresores, que son aquellas circunstancias reales o imaginarias que determinan amenazas. Por ejemplo, la desocupación, mal que sufre no sólo el desempleado sino la mayoría de los trabajadores a partir de las presiones familiares, los amigos y el barrio. Esto tanto afecta a quien tiene empleo como al desocupado".
Este incremento de los factores considerados "de riesgo", se traduce en los datos recogidos en diferentes relevamientos. Al respecto, López Rosseti dijo que la mayoría de los consultados atribuye el aumento del estrés a la desocupación, la violencia urbana y el bombardeo de noticias desde los medios de comunicación.
A pesar de tratarse de un mal que nos afecta a todos, los efectos no se traducen de igual forma en unos y otros. "En el caso de dos personas que están sin trabajo y padecen la misma carga estresora, una controla mejor la situación que otra. Esto quiere decir que el manejo es individual", dijo.
La vulnerabilidad y el estrés están íntimamente relacionados. "La primera tiene que ver no sólo con la historia de vida y la personalidad de cada uno, sino también con los factores genéticos, por lo que algunas personas son más vulnerables que otras a padecerlo".

Prevención
Cuando aparecen los primeros síntomas, López Rosseti aconseja consultar con un profesional y evitar los tratamientos sintomáticos. "La acidez gástrica puede ser tratada como tal, pero hay que tener en cuenta que generalmente es consecuencia de un proceso más profundo. Es como calmar un dolor de cabeza con aspirinas. Mientras la causa del problema no sea atacada, el episodio puede volver a repetirse", dijo.
Entre los consejos para evitarlo, el especialista mencionó los siguientes:
u Actividad física continua: una caminata a paso rápido entre 3 y 4 veces por semana de una duración de 40 minutos por vez, 5 minutos de precalentamiento, 30 de ejercicio continuo y finalmente, 5 de ejercicio más lento hasta parar por completo la actividad. Si se realiza al aire libre, mejor, de lo contrario, en los días de lluvia se aconseja realizar ejercicios con una bicicleta fija.
u Alimentación adecuada, lo que corresponde a un peso normal. Es decir, evitar la obesidad o la disminución de peso. La persona estresada come más por angustia o ansiedad, y además es irregular en sus horarios.

"En general, el estresado tiene conductas compulsivas, con tendencia a la acción, y lo más normal es que coma más, fume más, tome más alcohol, abuse de los fármacos, ansiolíticos, sedantes y antidepresivos. Por eso llega a veces al aumento del peso".
"Todo ser humano estresado no es feliz, no puede disfrutar del juego, la diversión, el humor, el verde, el arte, la música y además le cuesta descansar", cerró López Rosseti.

Vulnerables
"La amenaza de guerra a raíz de los atentados en los Estados Unidos producirá en los habitantes de esa nación un estrés social ya que la sociedad siente amenazado su estilo de vida, por cuanto ellos estaban acostumbrados a una sensación de invulnerabilidad. Lo que sucedió el 11 de septiembre determinó un cambio de consigna en términos de salud y seguridad individual. Esa pérdida seguramente determinará numerosos diagnósticos de estrés postraumático y un aumento de los infartos agudos de miocardio", vaticinó López Rosseti.
El especialista en medicina del estrés agregó que el atentado despertó el fervor norteamericano, y esto se tradujo en un aumento en la venta de banderas. "Esto aparece como la búsqueda de un símbolo de unidad nacional que determine la restitución de los valores perdidos", dijo.



El bombardeo de noticias es una causa de estrés.
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