Año CXXXIV
 Nº 49.209
Rosario,
miércoles  15 de
agosto de 2001
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Celiaquía: una no reconocida enfermedad
Conocer los síntomas permite descubrir la enfermedad causada por la presencia del gluten en algunos alimentos

María Laura Favarel

Llegué al gastroenterólogo en un estado lamentable -confiesa Elvira Alvarez. No tenía fuerzas físicas, sentía grandes dolores abdominales, se me caía el pelo, tenía problemas en la piel, dolores en los huesos, en la columna y en las piernas" continúa, quien luego de una extensa consulta con el profesional descubrió que hacía 36 años que padecía celiaquía, una afección que aqueja a una de cada 150 personas.
Esta "no reconocida enfermedad", como la define la doctora Grimilda Cabrera, es una intolerancia permanente a una proteína del gluten, la gladina, presente en cuatro cereales: trigo, avena, cebada y centeno. La gladina afecta directamente al intestino delgado produciendo la atrofia de las vellosidades y como consecuencia de ello, la mala absorción de los alimentos.
La celiaquía es una afección genético-hereditaria, que se puede despertar en cualquier etapa de la vida. En los niños se manifiesta cuando comienzan a ingerir gluten, generalmente a partir de los 6 meses junto con la ingestión de papillas. En los adultos, en cambio, puede aparecer en cualquier momento.
En caso de no tratarse convenientemente la enfermedad puede degenerar en tumores o en un linfoma. De allí la importancia del diagnóstico a tiempo.

Síntomas delatores
"El cuadro típico de los celíacos es la diarrea, decaimiento general y distensión abdominal. Generalmente los niños son delgados pero con panza. Esto también se da en los adultos junto con la irritabilidad del carácter", explica la doctora.
También puede manifestarse a través de un solo síntoma, como por ejemplo, anemia. Por eso "muchas veces los pacientes van al hematólogo por años, intentando curarla, y en realidad son celíacos", comenta la doctora Cabrera.
En otros casos se manifiesta con múltiples síntomas, como trastornos en el desarrollo, retardos del crecimiento, pérdidas de peso, dolores óseos y fracturas espontáneas. "Atendí a una mujer de 62 años que desde los 22 hacía tratamiento por la osteoporosis. Tuvo sucesivas fracturas, caminaba con bastón por miedo a caerse, y luego de tantos años descubrió que era celíaca", expresa Cabrera.
En cuanto a las manifestaciones que afectan el desarrollo, la celiaquía se manifiesta con diferentes síntomas. En ocasiones, se retrasa la menarca o suspende la menstruación. Además puede producir infertilidad, abortos espontáneos, y problemas en el parto.
En algunas personas se traduce en trastornos neurológicos, como epilepsia, que logran revertirla cuando dejan de consumir gluten, advierte Cabrera. En los adultos se observan casos de polineuritis (inflamación de los nervios).
La forma de detectarla es a través de exámenes de laboratorio que, si bien no son definitivos, brindan una orientación. La confirmación definitiva se obtiene mediante una biopsia de intestino delgado, que se realiza endoscópicamente.
En La Plata, junto con los análisis prenupciales se realizan los análisis para saber si la persona es o no celíaca. "Se efectúan a individuos completamente asintomáticos", apunta la especialista. Los resultados demuestran que uno de cada 167 análisis prenupciales resultan positivos. Esto puede ser porque la enfermedad está latente, luego confirmada por la biopsia del intestino delgado.
La celiaquía "despierta" por factores internos (mayor afectación del intestino delgado) y por causas externas, como el estrés, un parto o una cirugía.
El mayor riesgo que conlleva la enfermedad es que si el afectado no se cuida, corre el riesgo de que aparezcan tumores en cualquier parte del organismo."Frecuentemente la celiaquía deriva en linfomas", afirma Cabrera. Por ello resulta prioritario no demorar la consulta con un especialista y una vez detectada, comenzar cuanto antes el tratamiento.
Es bastante frecuente que la celiaquía surja con alguna complicación como úlceras en el intestino, que producen hemorragias. A veces también se detecta a partir del mal funcionamiento del bazo, lo que provoca la baja de las defensas del paciente.

La dieta como único remedio
El tratamiento es muy simple y consiste en evitar la ingesta de cualquier alimento que contenga gluten. Se pueden comer todas las verduras, carnes y frutas sin problemas. Pero, conviene tener cuidado con los productos industrializados, ya que el gluten se utiliza como espesante, aglutinador y conservante.
"Nadie piensa que el dentífrico puede tener gluten, o que el saquito de té, o la hostia", advierte Elvira. "Por eso los celíacos están autorizados a comulgar sólo con el vino. También, los fiambres y algunos quesos no son aptos para el consumo", agrega.
Todo paciente celíaco dispone de listados que se editan mensualmente donde constan los alimentos aptos para el consumo. Los productos incluidos son sometidos a análisis para constatar que no posean gluten.
"Es importante que el celíaco tome conciencia de que el único remedio es la dieta y la perseverancia", remarca Elvira, quien luego de dos años de haber iniciado el tratamiento afirma que volvió "a ser como antes".
En cuanto a la adherencia al tratamiento del paciente celíaco mucho tiene que ver la familia que actúa reforzando el concepto de cuidado respecto de la prohibición del consumo de ciertos alimentos. De igual modo, la participación en grupos de autoayuda aporta la contención y la fuerza necesarias para proseguir con un tratamiento que durará toda la vida. Una vez iniciada la dieta la persona recobra su estado saludable. "Entonces, es el momento de no aflojar", expresa finalmente Cabrera.



Los celíacos deben aprender a seleccionar los alimentos.
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