Año CXXXIV
 Nº 49.209
Rosario,
miércoles  15 de
agosto de 2001
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El actor aseguró que su apariencia despierta desconfianza entre los críticos especializados
"El hijo de la novia", la nueva película con Ricardo Darín, llega mañana a Rosario
"Por mi cara de turro tengo que rendir examen siempre", afirmó Darín

Ricardo Darín es el protagonista de la película de Juan José Campanella "El hijo de la novia", una comedia dramática en la que también actúan Norma Aleandro y Héctor Alterio más Eduardo Blanco y la española Natalia Verbeke. El filme, seleccionado para competir en el Festival de Cine de Montreal, se estrenará mañana en los cines rosarinos.
Darín trabajó anteriormente con Campanella en "El mismo amor, la misma lluvia", en la que compartió la pareja protagónica con Soledad Villamil. Sus últimas actuaciones en cine fueron grandes éxitos de taquilla: el año pasado disfrutó del batacazo de "Nueve reinas", de Fabián Bielinsky, y este, del de "La fuga", de Eudardo Mignona.
Estos trabajos le dieron un respaldo que nunca antes había experimentado, ya que no sólo sus actuaciones fueron aplaudidas por el público sino también por la crítica especializada, que por ser un producto de la televisión siempre lo había mirado con desconfianza. "Me parece que se debe a mi cara -reflexionó el actor-, me parece que tengo cara de turro o de chanta o de atorrante, y por eso estoy un poco obligado a vivir en un examen permanente".
"El hijo de la novia" cuenta la historia de Rafael Belvedere (Darín), un cuarentón divorciado cuya tarea al frente de un restorán lo sume en una vorágine que le impide encontrarse consigo mismo y con sus padres. La madre (Aleandro), aquejada del mal de Alzheimer y el padre (Alterio), deseoso de casarse con ella por Iglesia.
"Mi personaje es un tipo de hoy en el más amplio sentido del término", comentó Darín respecto del papel que le tocó cubrir en el filme, y agregó: "Es un tipo muy metropolitano, bastante porteño, que está acelerado sin saber muy bien por qué, como creo que le pasa a mucha gente. Lo más fuerte que tiene es que es un personaje común".
"Es un individuo deformado por las circunstancias, que tiene muy trastrocado el orden de valores -siguió-; él cree que corre detrás de lo verdaderamente importante pero está dejando de lado lo importante, lo trascendente".

Un hombre de hoy
Darín aseguró que el personaje que cumple en "El hijo de la novia" tiene una pasmosa actualidad. "Está dedicado totalmente a la subsistencia -dijo-, a que no se le venga la economía encima, a no comerse el patrimonio (un pequeño restorán heredado de sus padres), por lo que el tipo va dejando de lado las cosas pesadas de la vida, las cosas verdaderamente importantes".
Asimismo, afirmó: "La historia está contada desde el personaje pero tiene también otras aristas, una son las relaciones con su primer mundo de afectos y después hay dos o tres historias paralelas que se conjugan para que la película termine siendo un fresco de la actualidad mezclada con una alta dosis de emotividad".
Darín advirtió que el personaje de "El hijo de la novia" se contrapone al protagonista de "El mismo amor, la misma lluvia" porque "éste no está acelerado sino más bien desvencijado, había ido perdiendo paulatinamente los estímulos, en cambio Rafael es alguien muy veloz, de los que se sienten muy a gusto en el medio del quilombo urbano que se lo está fagocitando".
En cuanto a la elaboración de los personajes, el actor dijo que en cine el trabajo se vive con intensidad. "Es como la Fórmula Uno", señaló a modo de comparación con el teatro, "donde -dijo- te te quedás a vivir varios meses en el personaje y muchas veces descubrís sus cosas más íntimas en la décima función".
"El cine demanda un gran despliegue -explicó-, intervienen muchísimos componentes, muchos departamentos, muchas actividades, para que se produzca una especie de rush para que en el término de dos meses te tires de lleno en el personaje como si fuera una pileta, porque sabés que cuando terminó, te lo sacaste de encima".
Y continuó: "A pesar de que es un trabajo episódico y que hay una tarea previa, el cuento tiene que ir todo de una. Es una forma de trabajar mucho más virulenta".
Por otra parte, Darín destacó que la mixtura que se dio en el elenco de "El hijo de la novia" puso de manifiesto las diferencias que existen entre los actores argentinos y españoles. "Algunos actores españoles se sorprenden por la forma en que los actores argentinos pueden entrar y salir de sus personajes con mayor facilidad que ellos -comentó-. Ellos trabajan mucho más cómodamente, van a filmar un episodio de una miniserie y se quedan dos meses en un lugar, porque su mercado lo permite".
"En cambio nosotros estamos muy acostumbrados a salir del canal e ir al teatro o a filmar", indicó Darín, y añadió: "Es una deformación que redunda en un beneficio: necesariamente nos obliga a pegar ese salto para el que no todo el mundo está preparado y que es lógicamente esquizofrénico".
"Pero esas son las reglas de juego de la profesión -siguió-; es decir, uno debiera tener la capacidad de entrar y salir del personaje. A mí me asustan y me preocupan los actores que no se pueden sacar los personajes de encima y se los llevan a la casa".

El talento argentino
Darín destacó la capacidad que tienen los actores argentinos para cumplir roles diferentes sin que afecte su rendimiento. Al respecto, aseguró: "Porque todo lo placentero que tiene este oficio, el vivir las vidas de otros tipos puede tener toda una faceta enferma, patética. Los amigos españoles que tengo, actores o no, siempre me comentan la facilidad de los argentinos para liberarse de esos problemas".
Sobre la revalorización que la crítica hizo sobre su labor artística en los últimos años, el intérprete recordó jocoso que dejó de ser "un galancito, porque nunca me dejaron ser galán" y sostuvo que "creo que va siendo hora de decir lo que realmente pienso".
"En realidad, esto que describirmos tan simplemente es algo que me sucede desde tiempo inmemorial, la primera valorización que sentí como actor, técnicamente, expresivamente, fue en 1982, cuando hicimos «Nosotros y los miedos» en televisión", expresó.
"Siempre me sentí orgulloso de ser actor, vengo de una familia de actores, pero ese fue el primer shock positivo que recibí, porque no tuve el deseo ferviente de ser lo que soy, porque fui como el hijo del zapatero que inevitablemente aprende el oficio de ver trabajar a los otros", sentenció.
Finalmente, admitió que se siente a gusto con el reconocimiento que recibió, a partir de su labor en cine, de parte de la crítica. "Me está gustando que me traten bien -concluyó-, porque después de todo a todos los actores les pasa lo mismo de rendir examen permanentemente en función de cada trabajo que se muestra, sólo que algunos que tienen un buen handicap pueden cometer un par de errores y que se los pase por alto".



Ricardo Darín encarna un personaje común y actual.
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