Año CXXXIV
 Nº 49.192
Rosario,
domingo  29 de
julio de 2001
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Privatización. El proceso de concesión se acerca a su etapa final
Nueve candidatos para la EPE
Grupos de Estados Unidos y Europa están en la grilla de los que pisan fuerte para concesionar la distribución de energía

Sandra Cicaré

La Empresa Provincial de la Energía (EPE) de Santa Fe transita sus últimos días bajo gestión estatal. Pese a las marchas y contramarchas entre quienes motorizan y quienes se oponen a la privatización, el gobierno santafesino está decidido a finalizar el año desprendido de la compañía que distribuye y comercializa la energía eléctrica en la región.
Se trata de un mercado con más de 860 mil clientes, una empresa con buen potencial de crecimiento y en pleno funcionamiento ubicada en el tercer puesto a nivel nacional e inscripta en una provincia prácticamente saneada en términos fiscales. Detrás de esa oferta ya se posiciona un grupo de inversores ubicados entre los jugadores de primera línea del mercado energético mundial, que están dispuestos a tomar la posta y quedarse con un negocio que factura anualmente más de 400 millones.
Según consultas efectuadas por La Capital , existe una grilla de al menos nueve candidatos, conformado por empresas norteamericanas y europeas, que está siguiendo de cerca el proceso de data room que desembocará en los pliegos de licitación para la venta de acciones de la Empresa de Energía de Santa Fe Sociedad Anónima (Esfesa), la nueva figura legal asumida por la vieja EPE para poder avanzar en su venta. En rigor, el proceso está trabado por un amparo interpuesto por el gremio de Luz y Fuerza para impedir la inscripción de la futura sociedad, que habrá que resolver para seguir avanzando.
Entre los interesados más firmes por la empresa santafesina y aquellas dispuestas a comprar los pliegos de la licitación cuando éstos salgan a la venta se anotan la firma PSEG Americas (EEUU), la italiana Camuzzi, la firma norteamericana AES Corp, la compañia belga Tractebel, Sempra Energy (EEUU), las españolas Unión Fenosa y Endesa e Iberdrola y la inglesa National Grid. "Todas son empresas muy conocidas, con fuerte respaldo económico y tradicionales operadores en el mercado energético en general", indicó Roberto D'Addario, director de estudios regulatorios y regulación de la consultora Mercados Energéticos. "Son los jugadores que a cualquiera le gustaría tener", confió el consultor.
Aunque aún falta transitar un trecho para la venta pública de los pliegos de bases y condiciones -que el interventor Antonio Caro estima estarán listos a fines de agosto- las compañías internacionales están en contacto permanente con el banco asesor de la privatización, el Santander Central Hispano-Río de la Plata, para interiorizarse sobre las características del proceso.
La movida comenzó a agitarse tras la puesta en venta de los pliegos de la licitación de la Empresa Provincial de la Energía de Córdoba (Epec) que, junto a Santa Fe, constituyen los mercados más atractivos de la energía luego de la privatización del negocio en Buenos Aires.
A poco de que la provincia mediterránea conozca las ofertas económicas por su compañía de electricidad en los primeros días de agosto, Santa Fe saldrá al ruedo y pondrá a disposición de los inversores las condiciones de la licitación de la EPE. La estrategia de salir después de Córdoba no es arbitraria, ya que de ese modo el gobierno de Reutemann podrá testear el ánimo de los inversores en el mercado eléctrico regional y las ofertas económicas que están dispuestos a realizar. Por las dudas, el gobernador santafesino dejó entender que la EPE no se venderá de apuro. "Antes de malvenderla la dejamos como está", dijo.
Para contrarrestar algunas experiencias de privatización que dejaron mucho que desear, Reutemann anexó a la ley que ya establecía una rebaja promedio tarifaria del 30% un decreto que instruye que ese descuento debe aplicarse a todos los segmentos de consumo en particular. Aunque se trata de una medida muy común en la privatización de empresas de servicios públicos, algunos interesados en el negocio sotienen que esta medida impactará en el precio de venta de la compañía.

La cuenta regresiva
"Se trata de empresas muy conocidas y no de inversores sobre los cuales nadie sabe de dónde traen la plata", explicó el consultor D'Addario, quien aclaró que "actuan en el mercado energético en general, son solventes y todas ellas hacen uso del mercado financiero porque juegan activamente en privatizaciones ".
Más allá del curriculum de las empresas, lo cierto es que en Santa Fe encontrarán a una compañía medianamente saneada, con alto potencial de crecimiento y ubicada en una zona estretégica del país. "Santa Fe es un activo muy bueno, la privatización es transparente, lo que le da seguridad a los inversores", explicaron desde el Banco Santander -Río de la Plata, asesor del proceso de licitación.
La prolijidad del proceso y la ausencia de una necesidad financiera concreta que apure la privatización son los caballitos de batalla de quienes motorizan el proceso en el gobierno santafesino y buscan con ello garantizar que el Estado recibirá un precio justo por este activo.
Sin embargo, el consenso no es total, ya que los trabajadores agremiados en el Sindicato de Luz y Fuerza se oponen a la privatización y consideran que si se trata de lograr una rebaja tarifaria, es posible lograrla con el acuerdo de partes pero conservando la propiedad estatal de la compañía (ver aparte).

El negocio santafesino
"La ganancia del nuevo operador pasa por reducir las deficiencias técnicas y comerciales", señalaron desde el banco asesor. Se trata de las pérdidas ocasionadas por la compra que se realiza a las centrales y que no recibe a cambio la contraprestación de los usuarios o se pierde en el camino, porque no se factura o no se cobr, como los cables en mal estado y problemas en la red, que generan pérdidas técnicas hasta el tema de los usuarios colgados o morosos..
Además, el negocio de las compañías pasará por captar nuevos clientes tanto residenciales como industriales. Para el consultor "cuando una empresa está bien gestionada, con tarifas razonables y sin distorsiones políticas a veces la diferencia entre comprarle a un mayorista y una empresa distribuidora (como la EPE), es insensible". Por el lado de los usuarios, "los beneficios pasarán por una reducción tarifaria eléctrica", sostuvieron desde la consultora. "Eso significa tarifas más competitivas para la industria que convertirán a la región en un foco de atracción para futuras inversiones por los costos fijos", aclararon.



La EPE tiene 860 mil clientes y facturas por 400 millones.
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