Año CXXXIV
 Nº 49.173
Rosario,
martes  10 de
julio de 2001
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La madre del policía fusilado en el Hospital Carrasco le apunta al Ministerio de Gobierno
Dijo que "la provincia invierte en un puente colgante, pero no tiene dinero para comprar esposas para la policía"

"Si hay un responsable directo de la muerte de mi hijo, es el Ministerio de Gobierno". Lúcida, y acaso fortalecida tras el dolor por una pérdida que considera injusta, la madre del policía fusilado durante la fuga de un preso en hospital Carrasco habla como si hubiera meditado cada palabra. Rosa Espinosa es maestra, tiene 48 años, y cree que el violento crimen de su hijo Alexis Salguero, de 23, pudo evitarse: "Esta situación era previsible. Mi hijo murió desempeñando tareas que no le correspondían y esto es responsabilidad directa del sistema perverso que impone el gobierno. La provincia invierte en un puente colgante pero no tiene plata para comprar esposas", expresó la mujer.
El agente fue ultimado de un balazo en la nuca la tarde del sábado cuando custodiaba a un preso internado en el hospital Carrasco (ver aparte).
Salquero pertenecía a la última camada de egresados de la Escuela de Cadetes de la policía. Sus restos fueron inhumados ayer a las 10 en el cementerio de Marcelino Escalada, donde viven sus padres, sus cinco hermanos, su novia y su sobrino de 3 años. El padre del agente, el comisario principal Rubén Mario Salguero, es subjefe de la División Informaciones de la Unidad Regional XIV.
La población de Manuel Escalada se movilizó ayer para despedir al agente en un acto organizado por la Jefatura de la policía santafesina. Para Rosa, el homenaje fue un mera formalidad: "Eso no sirve de nada porque mi hijo murió por desempeñar tareas que no le correspondían. El estudió para ser policía, no enfermero. El responsable directo de esta situación es el Ministerio de Gobierno, que obliga a los policías a cumplir funciones para las que no están preparados. Hacía tiempo que mi hijo custodiaba a ese preso y él me contaba en qué condiciones trabajaba", afirmó.
-¿Qué le contaba su hijo?
-Una vez una enfermera le pidió que le sacara las esposas al preso porque se le había filtrado el suero. El pidió un par de guantes, pero no había. El día que falleció, tuvo que pedir prestado un par de eposas. Las suyas estaban en un fuentón con lavandida porque el preso las había escupido con sangre en la guardia anterior. El gobierno provincial está construyendo un puente colgante, pero no tiene plata para comprar esposas. ¿Por qué con esa plata no provee a los empleados del gobierno de lo indispensable para trabajar con dignidad? Ahora me propuse luchar por la memoria de mi hijo. Juré sobre su ataúd al menos denunciar estas irregularidades.
-Pero cuando su hijo estaba en la policía, ¿contaba con mecanismos para canalizar esos reclamos?
-Sus compañeros de la comisaría 17ª se reunían con el jefe para hacerle saber estas cosas. Habían avisado que el preso amenazaba con escaparse y que ya se había fugado antes.
-¿Entonces usted cree que la muerte de su hijo pudo evitarse?
-Si puedo hablar de esto es porque la noticia no me tomó por sopresa. Jamás pensé que iban a matar a mi hijo, pero sí era absolutamente previsible que pasara algo así. Ahora el único consuelo que me queda es que pensar que mi hijo amaba lo que hacía. Yo no estoy contra de la policía. Estoy en contra del sistema perverso que impone el gobierno provincial.
Los argumentos de Rosa coinciden con los del incipiente nuclemaniento gremial de los policías santafesinos, la Asociación Profesional Policial (Apropol), que también apuntó al gobierno y a los mandos medios policiales a la hora de buscar responsables. "El policía no fue formado ni contratado para el cuidado de detenidos. Esto está a cargo de especialistas capacitados dentro del Servicio Penitenciario Provincial. La policía trabaja en un ámbito de injusticia y cercenamiento de los derechos humanos mas elementales", señaló en un comunicado la agremiación policial.



Rosa Espinoza (centro) junto a su esposo y la novia del policía asesinado.
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