Año CXXXIV
 Nº 49.173
Rosario,
martes  10 de
julio de 2001
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Actos por el Día de la Independencia
La Iglesia criticó a la violencia, la corrupción y la inseguridad reinantes
El obispo auxiliar de Rosario, Sergio Fenoy, dijo en su homilía que la dignidad de las personas "no se negocia"

Pedro Squillaci

La Iglesia se pronunció ayer en contra de "la violencia, la inseguridad, el divorcio de los dirigentes con su pueblo y la corrupción". Y lo hizo en boca del obispo auxiliar de Rosario, monseñor Sergio Fenoy, en la homilía oficiada en el acto por el Día de la Independencia. "Nos sentimos débiles frente a la creciente prepotencia de un sistema que, privilegiando lo económico por encima del hombre, margina y excluye sin piedad a miles de personas sumiéndolas en la extrema pobreza", dijo Fenoy en la catedral frente al intendente Hermes Binner, y autoridades provinciales y militares.
Fenoy fue el encargado del tedéum del 9 de Julio, en reemplazo del arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Mirás, quien estuvo en la ceremonia pero sólo se dirigió a los presentes para acompañar las intenciones de la misa: "Queremos seguir siendo un pueblo que cree", dijo el arzobispo.
Los actos conmemorativos del Día de la Independencia comenzaron a las 8.45 con el izamiento de la bandera en el altar mayor en presencia de Binner y autoridades municipales y militares. Minutos después, se sirvió en el salón Carrasco de la Municipalidad un chocolate con medialunas para los funcionarios, en el momento más distendido de la jornada.
Ya en la catedral, Fenoy se encargó de poner bien serias a las autoridades. "Estamos amenazados por la agresión constante de desvalores globalizados que ponen en peligro la misma identidad e integridad de nuestra Nación, vaciando su cultura, para hacernos perder no sólo lo que tenemos, sino también lo que somos", se despachó el obispo auxiliar.
"Una vez más, la violencia amaga con borrar los horizontes de esperanza. La inseguridad parece adueñarse de lo cotidiano y se multiplica la impunidad", disparó Fenoy. Y agregó: "Las frustraciones en serie, debidas en gran parte al divorcio de los dirigentes con su pueblo, desalienta el protagonismo de los ciudadanos. La corrupción nos intenta convencer de la inutilidad de la honestidad y anuncia la ruina de los principios republicanos".
Ante este panorama, Fenoy propuso evitar encerrarse "en un salvaje individualismo" y lanzó un interrogante: "¿Cómo salir de la pasividad característica de esta cultura posmoderna?"
Con el marco del texto bíblico que aludía a la desigual batalla entre David y Goliat, encontró el nexo adecuado para defender la dignidad de las personas. "La dignidad no se negocia. En el joven David, que acepta sin temor el desafío que compromete el futuro de su pueblo, encontramos el símbolo del hombre que puede reaccionar frente a lo irracional porque vive de acuerdo a su dignidad", remarcó. "Por las reservas morales que todavía conserva nuestro pueblo, es capaz de asumir las mayores dificultades con dignidad", insistió.
Tras la misa, Mirás también se refirió a la mala situación social y económica, e hizo hincapié en la unión de la gente. "El pueblo tomó conciencia de que hay que rehacer los vínculos sociales. Y lo está haciendo a través de distintas organizaciones no gubernamentales, vecinales o sociedades religiosas con contenido social. Y lo importante es que no viene desde arriba, sino que nace de abajo", remató.



Fenoy lamentó el "divorcio" entre los dirigentes y el pueblo.
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