Los aficionados de Palmeiras agotaron ayer, en cuestión de horas, las 34.000 entradas que estaban a la venta para el partido de mañana ante Boca, por la revancha de una de las semifinales de la Copa Libertadores.
Entusiasmados por el empate obtenido la semana pasada en el partido de ida, en la Bombonera, los torcedores confían en que su equipo se clasificará por tercer año consecutivo para la final del máximo torneo continental.
Por esa razón, miles de aficionados acamparon en la noche del domingo frente al estadio Parque Antárctica para conseguir una entrada y en la mañana de ayer, cuando comenzó la venta, la fila ya se extendía más de un kilómetro.
Unos diez mil torcedores del club verde de San Pablo no consiguieron su entrada, según informó la policía brasileña, que fue llamada para contener los desórdenes provocados por pequeños grupos de hinchas.
Mientras esperaban la apertura de las ventanillas, algunos aficionados atacaron a automovilistas que pasaban por el lugar y robaron la carga de un camión que llevaba bananas, lo que obligó a la intervención de un escuadrón antimotines.
En cuanto a la probable formación para enfrentar a Boca, el técnico Celso Roth todavía no definió el equipo titular ni tampoco reveló quién será el sustituto de Fernando, que tendrá que cumplir una fecha de suspensión tras ser expulsado en el partido de ida jugado en la Bombonera.
Aunque el principal desafío del entrenador es el de evitar que la hinchada de Palmeiras reviva la decepción del año pasado, cuando perdió la final ante los xeneizes por penales tras igualar 2 a 2 en Argentina y 0 a 0 en Brasil.
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La Ciudad
