Año CXXXIV
 Nº 49.143
Rosario,
domingo  10 de
junio de 2001
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Inhumaron a los ocho escolares asesinados en Japón por un loco

Los familiares de ocho niños asesinados en la peor masacre ocurrida en Japón en años se reunieron ayer para velarlos y luego inhumarlos, mientras la nación se preguntaba cómo mantener la seguridad en las escuelas. La ceremonia budista de Takahiro Totsuka, de 6 años, la menor de las víctimas, atrajo a 300 hombres y mujeres enlutados. Todas las víctimas, niños y niñas entre 6 y 8 años fueron asesinados en una escuela elemental en Osaka, la segunda ciudad de Japón, por un hombre armado con un cuchillo de cocina, que tenía un historial de problemas mentales.
El extraño caminó libremente de un salón a otro apuñalando silenciosamente a sus víctimas. Asesinó a 8 niños y dos maestros, hasta que fue detenido por dos docentes, 15 minutos después.
El ataque provocó especial conmoción porque las escuelas japonesas se enorgullecen de su apertura a la comunidad, los estudiantes participan en actividades extracurriculares, y son frecuentes las visitas de los padres. Pocas escuelas tienen guardias. Pero después de la tragedia de anteayer, el director de la escuela elemental Ikeda se pregunta si una vigilancia más estricta sería suficiente para calmar y dar seguridad a los padres que vieron los salones cubiertos de sangre.
"Ellos ni siquiera imaginarían mandar nuevamente a sus hijos a la escuela", dijo Yoshio Yamane luego de una reunión de emergencia con los padres de familia. "Incluso un guardia en la puerta principal no sería suficiente para ellos".
Aunque han ocurrido actos violentos en las escuelas japonesas, la necesidad de guardias, cámaras y otras medidas de seguridad antes resultaban inimaginables, pero ahora serán expuestas al debate.
El ataque de anteayer ha obligado al país a considerar cómo deben responder las autoridades a delitos cometidos por personas con perturbaciones mentales.
Mamoru Takuma había sido arrestado hace dos años por sospechas de que había puesto tranquilizantes en el té de los maestros de una escuela elemental en la que trabajaba, informó la policía. Pero no fue procesado, los médicos le diagnosticaron esquizofrenia, y tras un tratamiento le permitieron salir.



La madre de uno de los niños muertos llora en Osaka.
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