Año CXXXIV
 Nº 49.120
Rosario,
viernes  18 de
mayo de 2001
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Murgas, títeres gigantes y malabarismo en la plaza Pringles y el Monumento
Arribó ayer a Rosario la marcha de chicos por el derecho a la vida
Vienen desde La Quiaca y llegarán el 22 a Buenos Aires. Piden "pan, trabajo y escuela" para reducir la mortalidad

Pablo R. Procopio

Pecheras amarillas y caritas de cansancio. Crónica irrefutable para identificar a los 300 chicos de la Marcha por la Vida que ayer a las 17.45 hicieron pie en Rosario. Vienen de La Quiaca y llegarán a Capital Federal la semana próxima. Organizada por el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, la recorrida tiene una consigna que mete miedo pero es, al mismo tiempo, un grito desesperado de esperanza: "Marchemos, que se nos muere la vida". La idea de la movilización fue decir "basta a una situación que es un agravio a la condición humana", dijo su coordinador nacional, Alberto Morlachetti. En la Argentina la mortalidad infantil trepa al 28 por mil y genera 100 niños muertos por día.
"Había que salir a atravesar la conciencia nacional", agregó antes de definir que "la infancia es destino y futuro". Y los chicos lo demostraron. Ellos protagonizaron cada paso por la geografía argentina y reclamaron. Victoria (10), de Avellaneda (Buenos Aires), no tuvo reparos en hacer público un deseo. "Quiero que nuestros papás tengan trabajo y que todos los niños puedan ir a la escuela", dijo despacito. A su lado, Yessica, pareció hacer una arenga política: "Trabajo, pan y escuela para todos", resumió.
La gente acompañó el derrotero en lugares como Humahuaca, Tucumán o Córdoba. "Es allí donde intentó ponerle un corazón de chocolate a este modelo que tiene un corazón de piedra", detalló Morlachetti sobre el resultado de la expresión popular.
La marcha salió de La Quiaca el 7 de mayo y sus integrantes caminaron a la entrada de cada ciudad. Al frente van un trencito, murgas, títeres, zancudos, un ómnibus escuela y un colectivo hospital.
La comitiva está compuesta por representantes de lugares como Bariloche, Mendoza, La Plata y Capital.
Los organizadores fueron recibidos por dirigentes locales de la CTA y otros gremialistas rosarinos. Así, el secretario general de la delegación local de la central de trabajadores, Héctor Quagliaro, habló ante unas 600 personas en la plaza Pringles: "Hoy aquí ratificamos frente a los hijos de los desocupados y los que tienen hambre, nuestro compromiso de seguir la pelea para lograr una Argentina donde haya igualdad para todos".
El camino por el centro de Rosario siguió, bastante más tarde de lo previsto, por calle Paraguay, San Luis y Buenos Aires hasta confluir en el Monumento a la Bandera donde fueron recibidos por representantes de la Municipalidad. En efecto, dieron el presente el secretario de Gobierno, Antonio Bonfatti y el de Promoción Social, Miguel Zamarini. Más tarde, los chicos tomaron la merienda (aunque en el horario de la cena) en el comedor del padre Edgardo Montaldo en el barrio Ludueña.
Al extenso sendero iniciado le queda poco recorrido. El próximo punto será Villa Constitución y un par de poblaciones más hasta llegar a la histórica Plaza de Mayo, el próximo 22. En fin, un largo camino a casa.



Los chicos se asombraron en su recorrida por la ciudad.
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