Año CXXXIV
 Nº 49.107
Rosario,
sábado  05 de
mayo de 2001
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Fuera de foco
Leandro Maccagno: "Quiero recuperar la magia"
El director de "La tempestad" explicó la vigencia de un clásico

-¿Cómo surgió el proyecto de subir a escena "La tempestad"?
-En octubre del 99 empezamos a ver los textos con el arquitecto Gustavo Sánchez, que se encarga del diseño de arte, y tuvimos la idea de convocar a gente de distintos elencos. En los protagónicos están Marcelo Díaz, Cristian Bosco, Estefanía D'Anna, Walter Brumatti, Ricardo LaRoca y Rubén Denino. Fue bastante difícil coordinar a un elenco de 14 actores que van desde los 12 hasta los 77 años. También tuvimos que lidiar con la parte económica, porque es una puesta que exige un vestuario isabelino.
-¿Por qué elegiste "La tempestad" entre toda la obra de Shakespeare?
-Yo siempre me incliné por los clásicos, pero esta es la primera vez que hago una obra de Shakespeare, que siempre me pareció complejo desde el punto de vista semiótico y de la dirección de actores. "La tempestad" tiene una particularidad. Si bien es comedia, porque no muere nadie, es la menos cómica de Shakespeare. No es "Las alegres comadres" o "Mucho ruido y pocas nueces". Y al mismo tiempo es muy profunda. En "La tempestad" se puede encontrar un pedazo de "Romeo y Julieta", otro de "Ricardo III", otro de "El rey Lear" y otro de "Sueño de una noche de verano". Es como que Shakespeare en la última obra de su vida quiso hacer un resumen de todos sus trabajos.
-¿Por qué creés que la obra tiene vigencia?
-Sus intrigas son las que están en el gobierno de cualquier país, el amor entre en Miranda y Fernando es la pasión que pueden sentir hoy dos adolescentes. Además hay una cercanía muy curiosa. Shakespeare habla en la obra de una tal Lucía Miranda, que también aparece en las crónicas de Magallanes, que tienen muchas similitudes con los personajes de Shakespeare. De ahí que se podría suponer que la historia de "La tempestad" ocurrió acá en Santa Fe, en el fuerte Sancti Spíritu.
-¿Cuál es el mensaje?
-Lo que Shakespeare nos está planteando es que el verdadero poder se encuentra en el perdón, cuando hoy en día el poder se asocia a la adquisición de fama, de fortuna y de belleza. Me pareció interesante esto de recuperar la búsqueda de la espiritualidad, no en el sentido religioso o metafísico, sino en el de alejarnos de este mundo de la imagen y la globalización. Con esta obra yo quiero recuperar la magia.
-¿A qué tipo de público está dirigida?
-A todo el mundo. Una de las primeras consignas que yo tiré para dirigir al grupo es que no quería intelectualizar nada. Desde el punto de vista de estudio, hay mucha investigación de la obra, pero la puesta es para la gente. Prácticamente no hay monólogos, es un guión casi cinematográfico, muy ágil.
-¿Hay alguna fórmula para acercar a los jóvenes al teatro?
-Yo propongo los grises. En Rosario hay muchas propuestas, desde teatro comercial, bastante realista, hasta otro teatro de experimentación que no todos llegan a entender. Creo que hay que apostar al medio de esas dos corrientes, que la gente descubra al Shakespeare que escribía para el pueblo.

"La tempestad" va hoy, a las 21, y mañana, a las 20.30, en la sala Saulo Benavente, Alem 3086.



El objetivo de la puesta es descubrir a otro Shakespeare.
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