Luis Castro
Newell's se sacó un peso de encima. Ese es el reflejo que se vislumbró cuando el pitazo final de Luis Bongianino sonó en el estadio granate. El abrazo y el festejo enfervorizado tras un importante triunfo fue el síntoma necesario para corroborar que los jugadores sentían una honda necesidad de ponerle coto a una mala racha de más de siete meses sin victorias en casa ajena.
Y el loco festejo saludando al puñado de hinchas era necesario para descargar tensiones. Porque el equipo de Jorge Ribolzi no sólo mantenía una "deuda externa", sino que tampoco había podido rescatar dos victorias consecutivas. Tan necesarias para un equipo que intenta buscar una regularidad y que tiene como principal meta clasificar para la Mercosur (quedó a cuatro puntos).
La premisa instalada en los del Parque era comenzar a pagar esa vieja deuda (iniciada luego del 5 de septiembre de 2000), por eso apuntaron su mira hacia el arco de Flores. Ponzio y Grabinski se fueron sobre Sarría, lo marcaron en zona y anularon el juego granate (cuando Leo fue amonestado, Grabinski siguió al volante). De esa manera Newell's, a través de Manso, hizo las veces de local y se fue en busca del gol. Tan sólo 5' de juego fueron suficientes para que Pavlovich habilitará a Filippini y el formoseño debutará en la red.
El silencio era sepulcral del lado granate. Hasta que el grito de "hay que poner un poco más de h...", sonó muy fuerte y sacudió al local, que llegó a poner la paridad en el resultado tras un centro de Sarría que Crosa mandó en contra de su valla. Parecía que se venía la reacción de Lanús, pero los del Parque no se amilanaron y el Piojo, tras una excelente jugada de la Fiera Rodríguez y Ponzio, fusiló a Flores para poner el 2-1.
"Ponele una marca a Manso", gritaba un plateísta con una locura indescifrable. Y el Piojo, gracias a esa libertad, iba de paseo de un lugar a otro conduciendo a su equipo.
En el segundo capítulo, Lanús hizo valer su localía y se vistió de protagonista. Había que dar vuelta el marcador. El empuje de la tribuna surtía efecto y con todas sus limitaciones el granate llegaba al arco enemigo. Pero se encontró con un gran escollo en Luciano Palos, quien a través de notables atajadas se convirtió en la figura. Sus acertadas intervenciones evitaron que el conjunto del Bambino alcanzara el objetivo y fue el encargado de impedir que aquella "deuda externa" continuara creciendo.
Lanús apostó todo para llegar al empate. Pero se sabe que con las apuestas se puede llegar al objetivo buscado, pero también a veces se corren ciertos riesgos. Y en esta oportunidad Lanús lo sufrió cuando Rosales liquidó el pleito.
Newell's le puso fin a una performance olvidable. Con buen juego, sobre todo en la primera mitad, y contundencia se fue victorioso del estadio granate. Y después de mucho tiempo, volvió a cantar victoria fuera del Coloso y le dijo chau a la mufa.
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La Ciudad
