Año CXXXIV
 Nº 49.094
Rosario,
sábado  21 de
abril de 2001
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Interna radical. Mascheroni e Iparraguirre buscan conducir el comité provincial
Dos rivales y un deseo: poner de pie a la UCR
Los candidatos de las listas Amarilla y Naranja dicen qué harán si se imponen en los comicios de mañana

Jorge Sansó de la Madrid Carlos Roberto Morán

Ambos pelean por el mismo puesto: la conducción provincial del radicalismo, y dicen estar seguros de que mañana ganarán la interna. A pesar de la irreconciliable rivalidad de ambos sectores, Santiago Mascheroni (Lista Amarilla) y Carlos Iparraguirre (Naranja) coinciden en que los comicios serán parejos y piden el voto casi con el mismo argumento: la necesidad de sacar a la UCR santafesina de la actual crisis.
Mascheroni (actual presidente de Convergencia), quien aspira a suceder en el cargo a Guillermo Aramburu (también amarillo), le sale al cruce a las críticas de sus rivales: desacredita las acusaciones de que el sector que lidera Horacio Usandizaga, tras 10 años de hegemonía partidaria, sumió al partido en el inmovilismo y defiende la buena relación entre el Vasco y el gobernador.
"Más allá de cuestiones que puedan ser criticables, Convergencia siempre tuvo una actitud convocante, incluso hacia afuera", sostiene Mascheroni. Luego explica que "antes de la gestión actual, los anteriores presidentes fueron Carlos Fascendini y Ernesto De Mattía (ninguno de Convergencia), y los integrantes de otras estructuras de la conducción partidaria fueron dirigentes de otros sectores, lo que demuestra que habiendo sido Convergencia mayoría, fue convocante, lo que también desmiente que ha sido una hegemonía".
Aunque admite que dentro de la UCR "no todo está como nos gustaría", dice que ahora "el desafío es el de mejorar sobre la base de construir, optimizar lo existente y no derribar todo para comenzar de cero". Luego, tras reconocer las "dificultades en el marco nacional", acepta que el compromiso con la militancia es el de "dinamizar el radicalismo, aunque la desmovilización no es sólo una cuestión de Santa Fe".
Sobre la supuesta connivencia entre Usandizaga y Carlos Reutemann, dice que es "una acusación infundada, temeraria. Lo que hay es una relación institucional, y me parece bien cuando se tiene la responsabilidad de representar institucionalmente al Estado provincial, la que no puede ser tergiversada, como hacen algunos hablando de connivencia".
Mascheroni admite que los comicios de mañana tendrán un resultado ajustado. "No hay adversario chico", acepta, y agrega: "Me queda la tranquilidad de conciencia de un buen trabajo de contacto con el afiliado, la dirigencia intermedia y distrital, y veo un buena respuesta. Los radicales no quieren perder hasta donde se llegó, y su preocupación no es la interna sino octubre. De allí la necesidad de que esté presente Usandizaga, ya que más allá de los discursos las elecciones se ganan con los votos".
Desde la vereda naranja, Carlos Iparraguirre sostiene que no teme que un triunfo de su sector termine por quebrar a la UCR santafesina: "Que se rompa más de lo que institucionalmente está hoy me parece muy difícil; a lo sumo podrá haber más o menos dificultades para su reconstrucción".
Iparraguirre asegura que lo primero que hará si gana los comicios será "realizar una convocatoria amplia y sincera al conjunto de grupos y sectores internos como para inaugurar un nuevo estilo en la vida partidaria, para que todos tengan una cuota de participación y protagonismo en la toma de decisiones, porque al radicalismo hay que volverlo a poner de pie, reconstruirlo".
El diputado nacional analiza luego el futuro de la Alianza. Dice que "debe reflotarse en la provincia, en primer término con el Frepaso", y luego "restablecer el diálogo con el PDP". Pero no quiere al cavallismo en la coalición: "No creo que estén dadas las condiciones", dice.
Tras proponer "recrear un ámbito de debate para que funcionen las estructuras partidarias", Iparraguirre apuesta a que a partir de mañana "el radicalismo sea oposición en la provincia", y esboza el "camino futuro" de la UCR: "Con una menor cuota de personalismo, con una actitud distinta a la soberbia y mayor predisposición al diálogo".


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