Año CXXXIV
 Nº 49.094
Rosario,
sábado  21 de
abril de 2001
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Editorial
Grave problema que crece

Alímites inimaginables amenaza con proyectarse el índice de homicidios cometidos por menores si el Estado y la sociedad en general no actúan con mayor eficacia sobre el problema. Se trata de un drama acerca del cual no cabe más la aceptación de nuevos actos de indiferencia o impericia. Por supuesto que se trata de un asunto complejísimo. Pero reconocerle tal condición en modo alguno implica aceptar que continúe siendo afrontado con tan escasa eficacia, como hasta el momento vienen demostrando los hechos que, sin que se vislumbre cambio alguno, oscurecen el devenir cotidiano.
La pertinencia de aventurar la posibilidad de que esa amenaza alcance tales límites inimaginables surge al considerar, por ejemplo, datos estadísticos de la Policía Federal. Datos sin dudas escalofriantes que dan cuenta de que en sólo 15 años la estadística refleja un aumento del 30 por ciento de esa criminalidad. Es decir, en una década y media hubo un incremento de casi la tercera parte de los asesinatos perpetrados por adolescentes.
Asimismo, el Centro de Operaciones de la Policía Bonaerense informó que casi seis mil chicos fueron detenidos el año pasado en la mayor provincia argentina. De ellos, cuatro mil están acusados de delitos graves. Pero lo más grave todavía es que de ese total, 274 adolescentes fueron imputados por homicidios y casi 600 quedaron presos después de enfrentarse a tiros con las fuerzas del orden. Asimismo, en ese distrito las causas penales que involucran a menores de edad aumentaron en un 15 por ciento en los últimos dos años. Falta saber qué es lo que sucede en el resto del país, incluida nuestra provincia.
De todas maneras y en otras palabras, esos datos nada más alcanzan para indicar, con terrorífica elocuencia, que el delito crece a pasos agigantados y con ello la violencia con que se lo comete. Pero no sólo eso, pues también lo hace con una particularidad propia de esta época que parece absolutamente descontrolada en la materia: la incidencia de los menores en tan dura realidad es cada vez mayor.
Al respecto, no se equivoca el perito psiquiatra del Poder Judicial bonaerense Jorge Folino cuando advierte que "resulta escalofriante el aumento de la cantidad de chicos inculpados por homicidios en los últimos 15 años", es que "en los (años) 70, los adolescentes eran autores de sólo el cinco por ciento de los crímenes, pero a partir de 1991 esa cifra trepó al 38 por ciento".
Sin dudas que el problema es complejo en grado extremo. Pero tal complejidad en modo alguno justifica que se lo siga enfrentando con tan escasa eficacia como hasta ahora. No lograr que ese índice decrezca equivale a convalidar el suicidio de la sociedad.


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