Año 49.074
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  01 de
abril de 2001
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Ramón "Chupete" Quiroga dialogó con Ovacion en Lima
Sospechas en el Mundial 78: "Nosotros no nos vendimos"
A casi 23 años de la histórica derrota por 6 a 0 ante Argentina, el arquero de aquella selección de Perú rechaza las acusaciones

José Petunchi

Siempre hay un motivo en la vida de una persona que resulta determinante para su futuro. Un hecho que produce un quiebre, que marca un antes y un después. Eso fue lo que pasó en la vida de Ramón Quiroga, el ex arquero rosarino que se nacionalizó peruano y defendió los colores de la selección de aquel país. El 21 de junio de 1978 marcó a fuego el destino de Chupete Quiroga, a quien el hincha argentino no relaciona por sus espectaculares atajadas sino por el histórico 6 a 0 con que Argentina derrotó a Perú en el Gigante de Arroyito y le permitió pasar a la fase final del Mundial, donde enfrentó a Holanda. Sobre ese partido, que entre otras cosas sirvió para dejar fuera de carrera a Brasil -jugó por el tercer puesto con Italia- se tejieron y se siguen tejiendo muchas versiones. A casi 23 años de ese hecho, los fantasmas del soborno se siguen agitando y reavivan una polémica que amenaza con ser eterna y envuelve a Argentina, Perú y Brasil.
Hoy, a los 50 años, Chupete Quiroga tiene la conciencia tranquila y ante la pregunta que cada vez lo incomoda más, confiesa: "Nosotros no nos vendimos". Y enseguida dispara un argumento que parece incontrastable: "La gente confía en mí. Si hubiese estado en cosas raras no me hubiese podido quedar a vivir acá".
El extenso diálogo con Ovacion, en el caluroso y húmedo mediodía limeño, se desarrolla en el Café Olé, frente al parque Miraflores, a dos cuadras del departamento que el ex arquero tiene en pleno corazón de Miraflores, el barrio más residencial y pintoresco de la ciudad. Pero la charla se interrumpe a menudo por los parroquianos que le tributan su saludo, a los que responde amablemente. "Este fue el mejor arquero de la historia del fútbol sudamericano. Incluso mejor que Fillol", sorprende un amigo suyo que se arrima a compartir un café en medio de la charla.
Los 27 años que lleva viviendo en este país hacen que el peruano ya lo considere un ciudadano más de su patria. Defendió los colores de Perú en los Mundiales de Argentina 78 y España 82 y en el repechaje para el Mundial del 86, donde fueron eliminados. "Como las eliminatorias para México eran contra Argentina no me llamaron pese a que anduve muy bien y salí campeón con Universitario", justifica el Loco, como lo apodan los peruanos por la manera que tenía de jugar y por su carácter tan amable a veces y tan intempestivo otras.
"En este tema todo el mundo pregunta lo mismo, pero yo no tengo nada que ver. Yo solamente fui a jugar para Perú y tuve la mala suerte de perder holgadamente, pero yo vivo muy bien en este país y la gente no desconfía de mí. Si hubiese estado en cosas raras no me hubiese podido quedar a vivir acá", justifica Ramón, mientras sus amigos asienten con la cabeza. Y enseguida retoma el tema, como si tuviera necesidad de convencer a sus interlocutores: "Nosotros no nos vendimos. Esas fueron pavadas que inventaron los brasileños porque quedaron fuera de la final y mucho más cuando Argentina salió campeón. La verdad es que Argentina tuvo una noche brillante y nosotros fuimos un desastre. Fui mi peor noche en la selección de Perú y creo que la de mis compañeros también. Pero nadie puede dejar de reconocer la diferencia que hay entre una selección como la de Argentina y la de Perú".
Ese equipo peruano tan recordado por todos fue uno de los mejores seleccionados que entregó la historia de ese país, incluso mejor que el del 70, cuando eliminó a Argentina del Mundial de México. El equipo formaba con Quiroga; Duarte, Manzo -a quien se responsabilizó junto a Chupete por la goleada-, Chumpitaz y Roberto Rojas; Quesada, Velázquez, Cubillas; Muñantes, Cueto y Oblitas.
Durante los años siguientes, las sospechas y versiones fueron numerosas, que la dictadura argentina compró el partido, que los peruanos fueron para atrás, que hubo amenazas... "Eso es todo mentira, yo no me vendí. Y cómo será eso que nunca tuve ningún tipo de problemas en Perú, donde vivo muy tranquilo y la gente me respeta mucho. Saben lo que he dado por esta camiseta, siempre me he brindado, ya sea en el equipo charrúa de mi barrio, en Mercadito Lux, en Central o Independiente, tenía unos gobelinos que no me los sacaba nadie".
-Quizá la situación se haya agigantado porque ustedes venían de ganar un partido brillante y con una actuación tuya descollante.
-El fútbol peruano es un poco gitano para eso, siempre hemos ganado la clasificación para los mundiales muy holgadamente y después en los torneos no andábamos bien. Antes de España 82 jugamos 19 partidos con los mejores y sólo perdimos con el Cosmos de Nueva York. Entonces fuimos con muchas expectativas y después no le pudimos ganar a Camerún y no pasamos de la primera fase. Y en el 78 pasó algo similar, anduvimos muy bien la primera fase, pero después en el primer partido de la segunda fase con Brasil perdimos y nos derrumbamos. Con Polonia hicimos un muy buen partido, y después llegó el partido con Argentina, donde la diferencia de equipo era notoria.
-Mil cosas se dijeron de aquel partido. Una de ellas es que hubo un enfrentamiento entre los jugadores peruanos después del partido, ¿que hubo de cierto?
-Mirá, yo te digo la verdad, cada vez que converso con alguien me dicen que hubo reuniones previas al partido. Cuando yo jugaba era, como todo arquero, muy particular. Era medio reservado y si hubo reuniones yo no me enteré.
-No me refería a reuniones previas, sino a una supuesta discusión que habrían mantenido en el vestuario entre ustedes los jugadores, porque se sostenía que alguno había ido para atrás.
-No, yo no lo recuerdo, de lo único que me acuerdo es que a mí me tocó el control antidoping y como yo estaba muy caliente no quise ir. Tenía una bronca bárbara, me quería comer el país (sic) y los mandé a la mierda. El otro día entré a ese vestuario, cuando la U jugó en Rosario, y me acuerdo que me cambié en la mitad del camarín, que ahora da espaldas a la pileta. Por eso si hubiese habido algo lo hubiese visto. Además el jugador peruano no es de discutir, en ese vestuario era más factible que hubiese sido yo el que discutiera o el que me hubiese peleado, por una cuestión de carácter. Lo único que sí me acuerdo es de que antes del partido entró a saludar el presidente de la Fifa (por entonces era el brasileño Joao Havelange) y (el ex presidente de facto, el dictador Jorge) Videla. Pero nosotros estábamos calentando y no le di bola. La verdad no hubo discusión, el único quilombo fue ese. Ahora todo lo que se dijo sobre que habían amenazado a mi familia y tantas otras cosas fueron todas mentiras".


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