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 domingo, 11 de noviembre de 2007  
No nos une el amor sino el ADN

Stella Maris Brunetto

Ciencia
  • ADN, cincuenta años no es nada, de Alberto Díaz y Diego Golombek. Siglo XXI, Buenos Aires, 2007, 280 pp., $42.“No nos une el amor sino el ADN” anuncian, en la presentación, los compiladores de este trabajo que reúne ponencias de investigadores en las distintas ramas en que la biología moderna se ha abierto, desde manipulaciones médicas hasta los más innovadores logros industriales.

    Y todo arrancó en 2003, exactamente el sábado 28 de febrero, cuando los jóvenes Watson y Crick entraron al pub Eagle de Cambridge para anunciar a los parroquianos presentes que habían encontrado la clave de la vida o, lo que es lo mismo, que habían desentrañado la forma helicoidal del ácido desoxirribonucleico responsable de las características de cada especie y cada individuo.

    Para celebrar una vez más este hecho, Golombek y Díaz presentan variadas propuestas sobre el mundo de la genética, su pasado, presente y discutido futuro sin dejar de lado los debates éticos acerca de las intervenciones sobre cromosomas y genes.

    Partiendo de una reseña sobre el descubrimiento y las características de la famosa doble hélice, los capítulos se suceden, agrupados en cuatro secciones, exponiendo distintas opciones y líneas de investigación abiertas a partir de la hazaña de Watson y Crick. Terapias basadas en los complejos mecanismos genéticos, linajes y familias caracterizadas a partir del material hereditario tanto como los discutidos transgénicos o la más nueva rama, la biotecnología, se suceden como los peldaños de una escalera que parece no tener fin.

    El mundo abierto por la aparición de los genes se asemeja a una caja de Pandora de la cual siguen saliendo variantes sobre cuya intervención se necesita no sólo de altos grados de conocimiento sino, fundamentalmente, de una actitud ética y responsable de los que actúan en estas ramas de la ciencia.

    Tal vez por eso los expositores no se limitan a describir, con claridad y simpleza, los diferentes aportes de la genética en la vida cotidiana, sino que plantean cuestiones más cercanas a la sociología o a la filosofía sobre todo en los puntos que derivan de las clonaciones o las investigaciones en busca de la identidad, ya sea de personas vivas o restos mortales.

    Bacterias transgénicas, terapias para distintas enfermedades, clones, nuevas especies vegetales y animales para que la humanidad enfrente al hambre o mejore la salud de la población general son, apenas, algunas de las posibilidades que seguramente los descubridores del ADN no alcanzaron a vislumbrar.

    Lenguaje claro, exposiciones variadas no exentas de humor, gráficos y fotografías que permiten avanzar en el abordaje de este texto lo hacen sumamente interesante como lectura para los interesados en los temas de este camino de imprevisibles consecuencias en la historia de la ciencia.
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