La vicegobernadora electa vendrá seguido a Rosario

Atenderá cuestiones personalmente. Una charla intimista con La Capital

Isolda Baraldi / La Capital

Vendrá a Rosario una vez por semana como mínimo para atender las cuestiones del departamento. De todos modos, sabe que su tarea central girará alrededor del Senado de la provincia. Por estas horas y sin oficina propia se encuentra de reunión en reunión con los ministros designados para debatir las políticas públicas en educación, salud, cultura y gobierno. No les teme a los reclamos docentes: por el contrario, reivindica la historia de los gremios y asegura que los reclamos son “válidos y bienvenidos”. Asegura que no puede comparar Rosario con Santa Fe porque la capital de la provincia está devastada por dos inundaciones “y muchos inundadores”. Griselda Tessio, vicegobernadora electa, no para.

   Cuando su familia pensó que era hora de descansar ella aceptó el convite de cogobernar Santa Fe con Hermes Binner. Educadora y abogada, tiene en su haber una larga trayectoria en ambas disciplinas. Como fiscal federal estuvo al frente de las investigaciones más importantes relacionadas a los derechos humanos vulnerados en la provincia por el terrorismo de Estado de la última dictadura militar. Actividad que también llevó a cabo en Rosario cuando en 2005 y 2006 se hizo cargo de los Juicios por la Verdad, que le valieron no pocas amenazas.

   Pero siguió adelante y más allá de que fue protagonista insoslayable del hallazgo de 15 cadáveres de personas desaparecidas en el cementerio de Santa Fe, en Rosario esclareció varias causas penales que tuvieron al represor Agustín Feced como uno de los responsables indiscutibles. Las intimidaciones se multiplicaron, pero no la amedrentaron.

   Griselda Tessio nació en Esperanza. Su padre, Aldo, fue el último gobernador radical santafesino, cuya gestión abortó el golpe militar de Juan Carlos Onganía en 1966. Desde ese entonces esta mujer supo de cesantías laborales, persecuciones y hasta la clandestinidad con sus hijos a cuesta para evitar ser chupada.

   Tiene cuatro hijos, María Gabriela, Marcelo, Marisa y Mercedes, de dos matrimonios, y cinco nietos. Pero ninguno de ellos logró que Griselda se retirara al jardín de su casa a tejer escarpines. Su agenda contempla al menos cuatro años de labor intensa. Vive en Santa Fe en una casa sin lujos del barrio Guadalupe, que luce impecable y amena, como su dueña. Esta abuela que supo romper los moldes, y evita dar su edad, ya armó un arquetipo propio que sigue su recorrido.

   —¿Tendrá un domicilio fijo en Rosario?

   —No, porque mi tarea fundamental estará ligada al Senado provincial. Sin embargo voy a estar allí al menos un día a la semana para atender todas las cuestiones de la ciudad y el departamento. En rigor es la misma tarea que haría si viviera allí. Recorrí toda la provincia, ya lo había hecho antes, pero no con la intensidad de la campaña, y la verdad no puedo comparar Rosario con Santa Fe, porque Santa Fe está devastada por dos inundaciones y muchos inundadores. De todos modos, lo que más me impactó fueron los departamentos de la costa con pueblos directamente olvidados y gente muy marginal.

   —El Partido Socialista no sólo se expidió sobre la despenalización del aborto, sino que incluso ingresó un proyecto sobre el tema. ¿Cuál es su posición?

   —Es materia del Congreso de la Nación, y eventualmente puede tratarse aquí en la Legislatura por lo que prefiero no opinar para evitar influir en una futura discusión. Sin dudas es un gran debate pendiente en toda la sociedad.

   —En ese marco, ¿cree que finalmente se pondrá en marcha la ley de educación sexual en las escuelas?

   —Es verdad que en general no se aplicó con algunas excepciones impulsadas por organizaciones sociales. Hay que trabajar mucho en ese tema porque es una realidad que la relación sexual se inicia cada vez más temprano con un desconocimiento total.

   —¿Eso significa que habrá una política diferente en el ámbito educativo, cuyos gremios ya están reclamando¿

   —Los reclamos de los maestros incluyen ser escuchados y está bueno, es válido, muchos sectores sociales piden lo mismo. Lo primero que hay que hacer es volver a legitimar la labor docente que fue deslegitimada por el propio Estado, con salarios escasos, sin incluirlos. Son cambios profundos que llevarán tiempo.

El ingreso a la casa de Tessio es a través del jardín.