A 90 años de la Revolución Rusa

El pasado 7 de noviembre se cumplieron 90 años de la Revolución Rusa. Es un hecho que sigue provocando grandes debates. La historiografía liberal ha intentado cubrir de oprobio a este primer intento de la clase trabajadora por construir una sociedad sobre nuevas bases y lo hace recurriendo a falsificaciones históricas. Pretenden mostrar a "La Revolución de Octubre" como un "golpe de Estado" sin relación con las masas o como nacida de las ambiciones de poder de un pequeño grupo. Lo primero que hay que señalar es que la historia de la Revolución Rusa, como la de todas las revoluciones, es la de la irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos, como señalara Trotsky. Ellos se atrevieron porque fueron los trabajadores y los campesinos los que se levantaron contra la guerra mundial, la carestía y las miserias del capitalismo en Rusia, construyendo el poder de sus soviets. El siguiente ataque contra esta experiencia histórica está en el hecho de querer identificar los crímenes del estalinismo con el bolchevismo o leninismo. Es querer identificar la revolución con su contrario: la contrarrevolución burocrática. Pretenden de este modo enterrar en el basurero de la historia la grandiosa experiencia revolucionaria de las masas trabajadoras. Pero también es notorio que haya sectores de la izquierda argentina, con fuerte peso en la UNR, que aún hoy defiendan la figura de Stalin, el feroz dictador. No advierten que fue la política de la burocracia estalinista la que preparó el camino para la restauración capitalista en los 90. Hoy en Rusia la expectativa de vida de las mujeres ha caído a 66 años y a la cifra catastrófica de 58 para los hombres. Alcoholismo, drogas, pobreza y prostitución recorren las ciudades y el campo ruso. Frente a este retroceso social de magnitud, la experiencia de la revolución y la necesidad de sacar lecciones de ese pasado se hacen más vigentes que nunca.

Josefina Luzuriaga