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 domingo, 09 de septiembre de 2007  
Los postes impidieron la victoria a Newell’s
La Lepra hizo mucho para ganarle al mezquino Lanús. No tuvo suerte

Gustavo Conti / Ovación

Vale apuntar antes que nada, que este Newell’s hace todo con mucho esfuerzo. Que le cuesta someter al rival con algo más que sudar la camiseta y por eso le val mal de visitante, cuando las intenciones se equiparan. Hecha la salvedad, el equipo de Marini perdió sus primeros dos puntos en el Coloso en el partido que más méritos hizo y que más situaciones creó. De hecho, es inusual que se peguen cuatro remates en los caños pero, más que eso aún, se debe remarcar a algún desprevenido, que fueron como consecuencia de una postura ambiciosa y que, aún con los límites mencionados, debieron romper el 0 a 0.

   Y eso que Marini debió reamar el equipo ante las ausencias clave de Villar, Spolli y Husain. Y que dos de sus reemplazos, Gaitán y Ansaldi, no estuvieron a la altura de las circunstancias. El marcador central, muy nervioso. El volante, demasiado apático en toda la primera mitad. Además, Pablo Aguilar mostraba sus primeras armas en Newell’s y rápidamente el técnico debió mandar a la cancha a Leandro Torres, que no jugaba desde diciembre, por Seri.

   Pese a esos condicionantes, y a que por más cambios que se hagan, este plantel no es de mucho vuelo, Newell’s se las arregló para poner contra las cuerdas a su rival, al que aún no se mencionó. Es que Lanús, al que ya es una costumbre verlo entre los protagonistas, se vino a plantar como equipo chico. Y aún con once. En ese primer tiempo llegó por un rechazo largo de Pellettieri que Aguirre definió al lado del palo izquierdo y en un cabezazo de Sigali, tras un córner que regaló Gaitán. Pero ya entonces demoraba en sus salidas. Y cuando en el adicional el mismo defensor granate vio bien la roja (falta de atrás a Da Silva y antes una similar a Diego Torres), decididamente se agrupó para el complemento junto a Bossio, sin dudas la figura.

   Además de mostrarse seguro siempre y rápido para atorar, Bossio ya entonces fue decisivo para interponerse en el primer remate de Da Silva al palo a los 42’, o antes, jugándose a los pies de paraguayo tras una asistencia perfecta del Chino Torres a los 29’. Y en el segundo tiempo, fue increíble el tapón que le puso al mismo guaraní tras el testazo de Schiavi en el palo a los 14’, tras lo cual Ré la mandó a la red en off side. Y a los 37’, rechazó un balinazo del Tosrres más pensante de los dos, ya que Diego fue máxima voluntad y máximo barullo.

   Newell’s, que terminó jugando como en los 40, con un 2-3-5 (Ré y Aguilar; L. Torres, Bernardello y Donnet; Lazzarini, Salcedo, Da Silva, Schiavi y D. Torres), debió ganar, aunque debe apuntalar la construcción como equipo, donde la jerarquía de Schiavi sobresale notablemente a la del resto. Precisa mejor pie y el Chino Torres puede dárselo si lo dejan agarrar ritmo y no lo vuelven a condenar al ostracismo. Precisa que los jugadores la pidan siempre, como Bernardello, y que sean más las veces que le den buen destino. Más: que el sacrificio no nuble la inteligencia.

   Y ayer precisó, sobre todo, meterla. Pero no tuvo la culpa que le metieran palos en la rueda. l

Palos en la rueda

Newell’s hizo mucho para ganarle al mezquino Lanús pero los postes se lo impidieron

Vale apuntar antes que nada, que este Newell’s hace todo con mucho esfuerzo. Que le cuesta someter al rival con algo más que sudar la camiseta y por eso le val mal de visitante, cuando las intenciones se equiparan. Hecha la salvedad, el equipo de Marini perdió sus primeros dos puntos en el Coloso en el partido que más méritos hizo y que más situaciones creó. De hecho, es inusual que se peguen cuatro remates en los caños pero, más que eso aún, se debe remarcar a algún desprevenido, que fueron como consecuencia de una postura ambiciosa y que, aún con los límites mencionados, debieron romper el 0 a 0.

   Y eso que Marini debió reamar el equipo ante las ausencias clave de Villar, Spolli y Husain. Y que dos de sus reemplazos, Gaitán y Ansaldi, no estuvieron a la altura de las circunstancias. El marcador central, muy nervioso. El volante, demasiado apático en toda la primera mitad. Además, Pablo Aguilar mostraba sus primeras armas en Newell’s y rápidamente el técnico debió mandar a la cancha a Leandro Torres, que hacía muchísimo que no jugaba, por Seri.

   Pese a esos condicionantes, y a que por más cambios que se hagan, este plantel no es de mucho vuelo, Newell’s se las arregló para poner contra las cuerdas a su rival, al que aún no se mencionó. Es que Lanús, al que ya es una costumbre verlo entre los protagonistas, se vino a plantar como equipo chico. Y aún con once. En ese primer tiempo llegó por un rechazo largo de Pellettieri que Aguirre definió al lado del palo izquierdo y en un cabezazo de Sigali, tras un córner que regaló Gaitán. Pero ya entonces demoraba en sus salidas. Y cuando en el adicional el mismo defensor granate vio bien la roja (falta de atrás a Da Silva y antes una similar a Diego Torres), decididamente se agrupó para el complemento junto a Bossio, sin dudas la figura.

   Además de mostrarse seguro siempre y rápido para atorar, Bossio ya entonces fue decisivo para interponerse en el primer remate de Da Silva al palo a los 42’, o antes, jugándose a los pies de paraguayo tras una asistencia perfecta del Chino Torres a los 29’. Y en el segundo tiempo, fue increíble el tapón que le puso al mismo guaraní tras el testazo de Schiavi en el palo a los 14’, tras lo cual Ré la mandó a la red en off side. Y a los 37’, rechazó un balinazo del Torres más pensante de los dos, ya que Diego fue máxima voluntad y máximo barullo.

   Newell’s, que terminó jugando como en los 40, con un 2-3-5 (Re y Aguilar; L. Torres, Bernardello y Donnet; Lazzarini, Salcedo, Da Silva, Schiavi y D. Torres), debió ganar, aunque debe apuntalar la construcción como equipo, donde la jerarquía de Schiavi sobresale notablemente a la del resto. Precisa mejor pie y el Chino Torres puede dárselo si lo dejan agarrar ritmo y no lo vuelven a condenar al ostracismo. Precisa que los jugadores la pidan siempre, como Bernardello, y que sean más las veces que le den buen destino. Más: que el sacrificio no nuble la inteligencia. Y ayer precisó, sobre todo, meterla. Pero no tuvo la culpa que le metieran palos en la rueda.


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Así busco Diego Torres siempre, como ante Fritzler, pero le faltó pausa. Newell’s no pudo.

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