Año CXXXVII Nº 49590
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Cartas de lectores
Policiales
Mundo digital



suplementos
Ovación
Señales
Economía
Escenario
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Ovación 02/09
Turismo 02/09
Mujer 02/09
Economía 02/09
Escenario 02/09
Señales 02/09
Educación 01/09
Estilo 01/09

contacto
servicios
Institucional


 domingo, 09 de septiembre de 2007  
El Papa lamenta el “insaciable hambre de vida” de Occidente

Viena.- El Papa Benedicto XVI volvió a hablar hoy durante una misa oficiada en la catedral de San Esteban en Viena de la desorientación en Europa y el mundo occidental.

“El insaciable hambre de vida que tienen hoy muchas personas termina en el vacío de la vida perdida”, dijo el Sumo Pontífice ante los creyentes en la abarrotada catedral gótica. Todo el conocimiento de la Tierra no sirve de nada “si no aprendemos a vivir, si no aprendemos de qué depende la vida realmente”, añadió.

Ya el sábado, durante su oficio con motivo del 850 aniversario del santuario de peregrinación de Mariazell, el Papa hizo hincapié en la pérdida de la verdad como el punto central de la crisis de Occidente y de Europa.

Joseph Ratzinger defendió hoy el carácter sagrado de los domingos: “Sin el Señor y sin el día que le pertenece la vida no florece”, dijo el líder de la Iglesia católica en Viena. El domingo se ha convertido en la sociedad occidental en fin de semana y con ello, en tiempo libre, pero “si el tiempo libre no tiene un foco interior, un sentido global de dirección, entonces se convertirá en un tiempo vacío que no nos fortalece ni ayuda”.

Con sus palabras Benedicto se refirió también indirectamente a los controvertidos debates en Austria sobre la apertura de los negocios los domingos. La Iglesia católica está estrictamtne en contra y exige que el domingo continúe siendo el Día del Señor.

También el arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, hizo hincapié durante la ceremonia en que existe una “amplia alianza a favor del domingo” que se opone a las actuales “tendencias al vacío”.

El Pontífice no se refirió, como se esperaba, a la crisis de la Iglesia católica en Austria, donde recientemente estallaron varios ecándalos sexuales, entre ellos acusaciones contra un cardenal de abusos a niños, a lo que se suma la pérdida de miembros de la Iglesia y el peligro que ésta corre de perder su posición dominante en un país de profunda tradición católica.

Benedicto XVI vestía durante la misa una casulla verde clara cubierto por una mitra verde diseñado por una benedictina de Alta Austria para los festejos de la visita del pontífice.

Tras la cremonia, el pontífice rezó el tradicional Angelus y bendijo, mientras sonaba un cántico “Benedetto”, a los alrededor de 15.000 creyentes congregados en la plaza de la catedral, que desafiaron a la lluvia con impermeables de color amarilo y verde.

El "peregrinaje" a Austria del Papa, como él mismo definió, ha estado marcado por las malas condiciones meteorológicas en los primeros dos días de su visita. El sábado, 33.000 peregrinos se congregaron en el santuario de Mariazell, a pesar de la lluvia y el frío, para celebrar el 850 aniversario del lugar santo.

En sus discursos del viernes y el sábado, el pontífice condenó el aborto como “contrario” a los derechos humanos y criticó la falta de nacimientos en Europa, así como lamentó la pérdida de la verdad en la sociedad occidental.

También se mostró en contra de la permisión de ayuda a la eutanasia en algunos países europeos. Así, instó a los políticos europeos a recuperar las raíces cristianas. Esta “casa que es Europa” volverá a ser “un buen lugar para vivir si se construye sobre una sólida base cultural y moral de valores comunes”, subrayó en Viena.

Antes de partir rumbo a Roma, el Papa visitó Heiligenkreuz, un monasterio cisterciense situado a 30 kilómetros al sur de la capital vienesa. Allí subrayó la importancia de la sagrada misa como servicio a Dios y advirtió contra la creciente racionalización de la fe en la sociedad actual.

“Los esfuerzos por atribuir rigor científico en sentido moderno a la teología restan el impulso de la fe”, señaló.

La visita del Papa decepcionó sobre todo a los reformistas eclesiásticos, que esperaban que el pontífice abordara con más profundidad la crisis de la Iglesia en Austria. Según el portavoz de la iniciativa austríaca de sacerdotes, Udo Fischer, el Papa no mencionó la causa de esta crisis, que en su opinión se debe a los polémicos nombramientos de obispos desde Roma. (DPA)


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo




  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados