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 domingo, 09 de septiembre de 2007  
El tenor Luciano Pavarotti ya descansa en Módena

El “Ave María” de Verdi resonó ayer en la catedral de Módena mientras el mundo despedía a Luciano Pavarotti en un funeral al que asistieron miembros de su familia, dignatarios y amigos, y que fue visto por sus admiradores de todo el mundo. El tenor recibió una apoteósica ovación final tras ser transmitida una grabación cantando a dúo con su padre el “Panis Angélicus”, que interpretaron en 1978 en la misma catedral.

   En una serie de panegíricos, Pavarotti fue recordado como una de las mejores voces del mundo, un símbolo de Italia, un humanista y —en palabras de su hija de 4 años, Alice— un padre.

   “Papá, me has querido tanto, sé que siempre me protegerás. Te amaré con mi corazón infantil cada día”, afirmó su hija en un mensaje leído durante el funeral, mientras su viuda Nicoletta Mantovani lloraba desconsolada en primera fila.

   El Papa Benedicto XVI envió un telegrama de condolencias, que fue leído en voz alta al comienzo de la misa. Dijo que Pavarotti había honrado “el regalo divino de la música a través de su extraordinario talento interpretativo”.

   Miles de personas observaron el servicio religioso —al que sólo pudieron asistir invitados especiales— a través de una pantalla gigante de televisión ubicada en la plaza principal de Módena, donde se escucharon las grabaciones de las arias más famosas del tenor.

   El ataúd de Pavarotti, de arce blanco, estaba cubierto de girasoles —su flor favorita— y yacía junto al altar. Sentadas en primera fila estaban también las tres hijas que tuvo con su primera esposa, Adua, que acudió junto a ellas y la hermana de Pavarotti, así como sus tres nietas.



Rotundo estrellato. El tenor falleció el jueves en su casa de las afueras de Módena a causa de un cáncer de páncreas que lo aquejó durante más de un año. Tenía 71 años y fue querido tanto por los aficionados de la ópera como de la música pop.

   Las autoridades municipales dijeron que se entregaron 87.000 tarjetas conmemorativas a las personas que acudieron a darle un último adiós. Sus admiradores firmaron libros de condolencias colocados junto a floreros con girasoles fuera de la catedral.

   La Cancillería dijo que otros libros similares habían sido enviados a las embajadas y consulados de todo el mundo.

   La soprano búlgara Raina Kabaivanska, una vecina de Módena que había trabajado con Pavarotti, lloró mientras cantaba el “Ave María” al comienzo de la ceremonia.

   Después el tenor Andrea Bocelli cantó el “Ave Verum Corpus” de Mozart y el coro de Rossini Chorus entonó varios himnos religiosos durante la misa, oficiada por el arzobispo Benito Cocchi y otros 18 sacerdotes.

   El flautista Andrea Griminelli interpretó una pieza de solista.

   En su homilía, Cocchi destacó que “la muerte de Luciano nos hace sentir más pobres”.

   También el primer ministro Romano Prodi lo ensalzó por su labor humanitaria y sus gestiones de paz y le agradeció en nombre de todos los italianos por haber personificado la imagen de su país por todos los rincones del mundo.



Homenaje en el cielo. Una escuadra acrobática de la fuerza aérea italiana sobrevoló el lugar cuando el ataúd fue sacado de la catedral y dejó escapar humo con los colores nacionales rojo, blanco y verde.

   Además de Prodi, estuvieron el ministro de Cultura Francesco Rutelli, el director de cine Franco Zeffirelli, y el ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan.

   Asistieron también Bono y el guitarrista The Edge, del grupo de rock U2; Stephane Lissner, gerente general de La Scala de Milán, donde Pavarotti actuó en 140 ocasiones; y el ex gerente general de la Metropolitan Opera de Nueva York Joe Volpe.

El tenor fue enterrado en el cementerio Montale Rangone, cerca de Módena, donde descansan sus familiares, entre ellos sus padres. (AP)
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Los restos de Pavarotti cubiertos por girasoles son llevados hacia el cementerio.



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