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 miércoles, 05 de septiembre de 2007  
La prueba de ADN salvó a un acusado de violación
También lo señaló un joven que estaba con la chica atacada. Y casi lo linchan al detenerlo. Fue procesado y hace dos años que está preso. Pero el examen genético lo despegó del caso

María Laura Cicerchia / La Capital

Una joven de 15 años lo reconoció en la calle como el violador que la noche anterior la había atacado en el parque Independencia. La policía lo rescató de vecinos que casi lo lincharon mientras la joven no vacilaba: “Ese es el que me violó”. Un amigo de la chica, que la acompañaba cuando fue abusada, aportó el sobrenombre del atacante y lo reconoció en una rueda judicial. Pero todas esas evidencias se diluyeron ante el contundente resultado de un estudio de ADN que no encontró rastros genéticos del acusado en las muestras de semen.

Con ese examen en la mano, el juez de Sentencia Julio García absolvió a El Duende J.L.V., de 30 años, de los delitos de abuso sexual con acceso carnal, lesiones leves, amenazas coactivas y privación de la libertad.

Para el juez no existen dudas de que el hecho ocurrió tal como lo contó, en un relato coherente y cargado de angustia, la chica abusada. También tuvo en cuenta que hubo testimonios “concordantes y coincidentes” que situaron a J.L.V. como el autor del hecho. Pero entendió que el resultado del test genético provoca una situación de “incertidumbre” que debe definirse en favor del acusado, quien lleva casi dos años preso.

Fianza.
El Duende fue absuelto pero sigue detenido. Deberá pagar una fianza de 10 mil pesos si pretende recuperar la libertad antes de que haya sentencia firme. El fallo no es definitivo porque la Fiscal Cristina Rubiolo, que pretendía una condena de 12 años de cárcel, apeló ante la Cámara Penal (ver aparte).

El grave delito sexual que le imputaron a El Duende ocurrió la madrugada del domingo 25 de septiembre de 2005. J., una chica de 15 años, volvía de bailar junto a un amigo de la misma edad. Cerca de la 1.30 bajaron de un taxi en Rodríguez y pasaje 1109 (paralelo a la vía que corre entre Gálvez y Virasoro) cuando un muchacho los abordó y colocó un cuchillo al cuello de la chica. Así los obligó a caminar hasta el predio de La Rural. Allí los obligó a saltar un muro y los condujo hasta una caballeriza donde le exigió a la chica que se sacara los cordones de las zapatillas, con los que ató al muchacho.

La joven intentó resistir, pero el atacante la golpeó a trompadas y con el cabo del cuchillo. Después abusó de ella. Luego dejó irse a los jóvenes bajo amenazas para que no lo denunciaran. Sin embargo, J. fue a su casa y luego al Centro de Asistencia a la víctima de Delitos Sexuales, donde contó lo ocurrido. Allí constataron el ataque y obtuvieron muestras de semen en la bombacha de la chica y con un hisopado.

Ira vecinal.
Esa misma noche el joven que acompañaba a J., reveló que conocía al violador porque una vez había hablado con él en el Fonavi de Ovidio Lagos y 27 de Febrero, cuando le contó que le decían El Duende y que dos meses antes había salido de la comisaría 13ª.

Al día siguiente fue a la casa de J. para avisar que habían visto a El Duende merodeando por el Fonavi. El hermano de la chica salió a buscarlo y lo retuvo frente al Estadio Municipal Jorge Newbery, donde J.L.V. trabajaba como cuidacoches. Los vecinos casi lo lincharon antes de la llegada de la policía. Tenía un cuchillo con cabo de madera como el usado en el ataque.

J.L.V. tiene antecedentes por robos, lesiones y abusos sexuales, entre ellos un insólito caso ocurrido el 17 de junio de 2004. Entonces, una joven lo acusó de haberla violado, de conducirla por la fuerza a su casa y presentarla como su novia para finalmente acompañarla hasta el trabajo, pero fue desvinculado por falta de pruebas.

Al ser detenido por el ataque del parque Independencia dijo ser inocente. Durante el juicio aceptó que le hicieran un análisis de ADN. El estudio, realizado en el área de genética forense del Cudaio, no halló relación entre la muestra biológica y el patrón genético del detenido.

Para el juez esa la prueba fue contundente porque no hubo otros partícipes de la violación, y así lo evaluó en la sentencia: “El resultado de este informe, que luce claro, preciso y coherente, favorece sin duda al imputado. El alto grado de certeza que arroja la pericia la potencia como medio para la obtención de la verdad”.
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