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 miércoles, 05 de septiembre de 2007  
Un tren terminó contra una casilla
Fue en Santiago y Gálvez, donde el año pasado sucedió un accidente igual. No hubo heridos

“Cuando viene el tren, nos vamos todos. Una cuadra antes ya se empiezan a sentir las vibraciones en el piso y entonces nos vamos para la esquina por temor a que pase algo”. Lorena Ybarra, de 23 años, describió con esas palabras lo que podría denominarse como un plan de evacuación implementado por los vecinos. Ese mecanismo se repitió una vez más en los instantes previos a lo que de pura casualidad no se convirtió en tragedia. Un convoy ferroviario descarriló a la altura de Santiago y Virasoro; la locomotora volteó una pared y se enterró en el patio de su humilde vivienda.

   Afortunadamente no había nadie en la casa y el siniestro no causó heridos. Ocurrió cerca de las 18.30 del lunes, pero trascendió ayer. La máquina 7.748 de la empresa Belgrano Cargas se desplazaba por las vías que corren paralelas a Virasoro y Gálvez, de oeste a este, en dirección al puerto. La formación estaba compuesta por una locomotora y seis vagones cargados con azúcar, según contaron los vecinos del lugar.

   Todo sucedió cuando el convoy se aproximaba al cruce con calle Santiago y al parecer por el mal estado de los rieles se salió de carril y la locomotora golpeó y derribó la pared de material y chapas. “Venía muy fuerte y dicen que mordió una piedra”, comentó Lorena, que vive en el lugar donde se metió la máquina. La joven mujer tiene pareja y dos hijos, una nena de 5 años y un varón de 7 meses.

   La hilera de vagones quedó detenida sobre las vías, pero la locomotora, además de tumbar la pared de la casa de Lorena, quedó enterrada en el barro y fue imposible moverla. Es más, aún al mediodía de ayer, una cuadrilla de operarios de Belgrano Cargas y efectivos de la seccional 5ª de policía, aguardaban la llegada de una grúa para reposicionar el pesado vehículo sobre los rieles.

   El lugar donde se produjo el descarrilamiento es un pasaje angosto. A pocos metros de las vías, y a ambas márgenes, se levantan casillas de material, pero donde también predominan las chapas y las maderas. Todas tienen un pequeño patio en sus frentes y la mayoría cría gallinas.

   Los empleados de Belgrano Cargas que trabajaron en el lugar prefirieron no hacer declaraciones y derivaron cualquier consulta a un vocero de la empresa en Capital Federal. A simple vista, las vías parecían ayer estar en pésimo estado, en muchos tramos tapadas por barro. Tras el descarrilamiento, fue imposible mover la locomotora. Por eso los directivos de la empresa decidieron dejar la máquina con su motor regulando para que queden las luces encendidas y evitar robos, según contaron fuentes policiales.

   “No sabés como se movía el rancho con la locomotora apoyada contra la medianera y encendida toda la noche”, contó el marido de Lorena. “No tenemos otro lado donde vivir. Nosotros venimos de la villa de Centeno al 2500, porque queríamos más tranquilidad. Hace cinco años que estamos y con el plan Familias nos construimos esta casa”, rememoró Lorena.

   La forma en que quedó descarrilado el tren hizo que los ingresos de cinco viviendas quedaran bloqueados. “La gente tenía que pasar por abajo de los vagones para salir de sus casas”, añadió la chica.
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La máquina 7.748 de la empresa Belgrano Cargas se desplazaba en dirección al puerto.



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