Entre San Telmo y Palermo

El presidente de los Amigos de Calle Corrientes, Héctor Vergara, se alegra de que la arteria —que según calcula tiene unos doce comercios por cuadra— esté recuperando el esplendor comercial perdido cuando se cerró definitivamente la Estación Rosario Central, por el 77. Un lugar donde llegaban miles de personas de pueblos como Roldán, Las Varillas, Venado Tuerto y Pergamino para hacer sus compras en Rosario.

“Envié hace tiempo un proyecto al municipio donde solicitaba que les bajen los impuestos a quienes tienen sus propiedades tapiadas con ladrillos, esos edificios deben reactivarse. Hay que hermosear la calle que necesita más luz y tiene la ventaja de ser una salida obligada al norte”, dijo el dueño de la florería Imperial, que data de 1942.

El comerciante sostuvo que la arteria debería transformarse en peatonal los fines de semana, así los comerciantes podrían instalar bares con mesas en la calle. “Sería bueno instalar una especie de Feria de las Colectividades permanente, un lugar donde uno pueda ver bailar en la calle, comprar artesanías, como San Telmo ”, disparó.

Pero el recién llegado, Gustavo Mainardi, también pensando a futuro, expresó una idea con un perfil muy distinto para la arteria. “Debería aplicarse iniciativas como las desarrolladas en San Pablo (Brasil) donde se recuperan no sólo los inmuebles sino el entorno: en algunos edificios hoy vacíos se podrían instalar varios diseñadores con sus talleres, por ejemplo; esto podría ser un verdadero paseo de arquitectura y decoración para Rosario”, vaticinó.