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martes,
10 de
julio de
2007 |
La beatificación
de Ceferino
Un dios matón ("temor de Dios"), oscurantista ("no comerás del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal"), confundidor (Babel y sus lenguas) y contradictorio: ora vengativo, ora dulzón; un sujeto sádico y tahúr de vidas (¡ay de Job!), ególatra y soberbio hasta el filicidio en la cruz, irascible y castigador desmedido (¡"Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!"); un dios que apura el tiempo milagreando para corregir su propia obra (la Creación) no es ni bueno ni sabio y tampoco eficiente. Ese "deus" de la "providentia", suerte ésta de compostura permanente para guiar el mundo que él creó _ y cabe preguntarse para qué lo hizo, ¿si acaso para mitigar su tedio o quizás despejarse de la melancolía?, lo que de ser cierto revelaría palmariamente su inferioridad con respecto a, verbigracia, el "teós" aristotélico_, ése debe ser un demiurgo chapucero, en verdad un "aciago demiurgo". ¿Se habrá planteado jamás alguna de estas cuestiones el pobre "Lirio de la Patagonia (Ceferino Namuncurá)"? Y si hubiese podido hacerlo, ¿habría querido ganarse el sambenito de la cristiana "beatitudo"?
Ignacio Leunda Tosi
DNI 13.788.625
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