Año CXXXVII Nº 49526
La Ciudad
Política
Opinión
Economía
La Región
Información Gral
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Escenario
Educación
Estilo


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 01/07
Mujer 01/07
Economía 01/07
Señales 01/07
Educación 30/06
Salud 27/06
Página Solidaria 27/06
Estilo 16/06

contacto

servicios
Institucional


 sábado, 07 de julio de 2007  
El Papa resucita las misas en latín y rechaza las suspicacias

Ciudad del Vaticano- El Papa Benedicto XVI, en un decreto publicado hoyo, autorizó una mayor utilización de las antiguas misas en latín y dijo a los 1.100 millones de católicos que no había nada que temer de este gesto dirigido a los tradicionalistas.

En una carta a los obispos, el Pontífice de origen alemán rechazó las críticas dentro de la Iglesia de que su esperada medida podría dividir a los católicos y alejarse de las reformas introducidas en las década de los sesenta, a las que se opusieron muchos tradicionalistas.

El Concilio Vaticano II (1962-1965) reemplazó el latín por los idiomas locales en la liturgia, extendió la mano a otras religiones y retiró textos -que pueden ahora regresar a escena- que los judíos encontraban particularmente ofensivos.

“Este miedo es infundado”, dijo el Papa en la carta.

“Lo que anteriores generaciones consideraban sagrado, sigue siendo sagrado e importante para nosotros también, y no puede ser prohibido totalmente de repente o incluso considerado dañino”.

Los católicos de todo el mundo tendrán la bendición del Papa para pedir a sus párrocos locales que celebren misas en latín, e incluso bautizarse o casarse según el viejo rito.

Si los sacerdotes se niegan, pueden apelar a su arzobispo al que, en palabras del Papa, “se le pide firmemente que satisfaga sus deseos”. Si aún así no tienen éxito, puede tomar la vía del Vaticano.

Antes, los arzobispos locales tenían el poder de autorizar o negar el uso del latín en las misas.

El Pontífice dijo que su intención era reconciliarse con los tradicionalistas, algunos de los cuales quedaron tan indignados por las reformas del Concilio Vaticano II que rompieron con la Iglesia, causando el primer cisma de los tiempos modernos.

La mayor abanderada de los tradicionalistas es la Sociedad de San Pío X, fundada por el difunto arzobispo francés Marcel Lefebvre y que afirma tener un millón de miembros.

“Es un asunto de llegar a una reconciliación interna en el corazón de la Iglesia”, dijo el Papa. “Mirando atrás en el pasado, a las divisiones (...) los líderes de la Iglesia no han hecho lo suficiente para mantener o recuperar la reconciliación o la unidad”, agregó. (Reuters)
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados