Escapó de la cárcel con audacia y ayudado por el temporal

El detenido rompió un candado, trepó unos 3 metros y se descolgó con sábanas anudadas

El cabecilla de una banda a la que se le atribuyen una secuencia de violentos asaltos en la zona sur de la provincia se escapó ayer de la Unidad de Detención Nº 3, de Riccheri y Zeballos. El recluso no sólo desafió las inclemencias del tiempo al enfrentarse a la lluvia para alcanzar su meta. También tuvo que romper el candado de la puerta de su pabellón, trepar a la azotea del penal y desde allí, a unos siete metros de altura, descolgarse con una improvisada soga armada con tres sábanas entrelazadas. Sólo así pudo posar sus pies en la vereda y emprender su escape.

Un centinela alcanzó a ver la jugada y dio la voz de alto, pero el preso comenzó a correr y desapareció en medio de la lluvia al tomar por la cortada Noruega en dirección a Francia. La fuga motivó que las autoridades del Servicio Penitenciario de la provincia (SP) iniciaran una amplia investigación interna para establecer responsabilidades del personal que estaba de guardia ayer a la mañana en la cárcel .

El titular del SP, Horacio Bortolozzi, adelantó a La Capital: "No me conforma la explicación que me han dado acerca de cómo fue la fuga, por eso vamos a investigar hasta las últimas circunstancias a todo el personal. Si detectáramos que hubo algún tipo de facilitamiento, haremos la denuncia penal correspondiente en la fiscalía", remarcó.


Identidad
El prófugo es Mauro Garfagnoli quien se encuentra procesado por el juez penal de Villa Constitución Rubén Bissio por robo calificado y está a la espera de sentencia Al hombre le imputan pertenecer a una banda que cometió varios atracos en cercanías de esa ciudad ver aparte Hacía 30 días que había llegado a la ex Cárcel de Encausados también conocida como La redonda Antes estuvo en Coronda desde donde lo trasladaron porque no se llevaba bien con sus compañeros de presidio y además porque no se adaptaba al régimen interno

A las 6 de ayer, Garfagnoli se encontraba en el pabellón colectivo Nº1, donde convivía con 52 internos. A esa hora, según fuentes del SP, el recluso logró romper el candado de una puerta por la que se accede al patio interno del pabellón. De allí subió hasta uno de los techos interiores de la cárcel que está a unos dos metros y medio o tres de altura. Para las autoridades del penal ayer era un enigma cómo Garfagnoli logró acceder a semejante altura. "No encontramos nada, ni sillas, ni escaleras en las cuales podría haberse apoyado. Tampoco se llevó los «bagayos», que seguramente se repartieron entre los otros presos", consignó un vocero.

Pero la pericia y astucia del preso no quedó evidenciada sólo en ese punto de su recorrido. De acuerdo a la versión oficial, el hombre llegó hasta la azotea de la cárcel cargando tres sábanas anudadas entre sí a modo de soga. Así, bajo la lluvia torrencial que caía esa hora, Garfagnoli se dirigió hacia la torreta del centenario edificio ubicada en la esquina de Montevideo y Suipacha. "Ató una de las puntas a una reja y se descolgó desde unos siete metros hasta la vereda", señaló la fuente penitenciaria.


Advertencia
Toda la acción del preso fue observada por el centinela apostado en la garita ubicada en esa esquina El guardia dio la voz de detención y efectuó un disparo intimidatorio al aire pero el interno comenzó a correr hacia la cortada Noruega paralela a Montevideo y Zeballos en dirección a avenida Francia El penitenciario lo persiguió unos metros pero retornó a su puesto ante el temor de que se estuvieran produciendo una fuga masiva aseguró el portavoz penitenciario

Desde que llegó a «La redonda», Garfagnoli no había causado ningún problema, de acuerdo a los voceros. No tenía grandes diferencias con sus compañeros de pabellón y la única visita que recibía regularmente era la de su mujer.

El preso escapó descolgándose con ayuda de unas sábanas.