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sábado,
31 de
marzo de
2007 |
Reflexiones
Al pie de la letra
Por Rodolfo Hachén (*) La Real Academia (RAE) acaba de realizar el IV Congreso Internacional de la Lengua Española en Cartagena (Colombia) bajo el lema "Presente y futuro de la lengua española: unidad en la diversidad" tratando de acallar los ecos contestatarios del I Congreso de LaS LenguaS con el que debió confrontar en su tercera edición (Rosario, 2004). En esta oportunidad se presenta una nueva versión de la gramática y se postula una "actualización" de la ortografía con el fin de "eliminar ambigüedades y suprimir imprecisiones".
José Moreno de Alba, director de la Academia Mexicana de la Lengua, sostuvo que en la última edición de la Ortografía de la RAE "...persisten varias imprecisiones y reglas mal expresadas" en razón de que "...se privilegió el consenso y hubo que tener flexibilidad". Así, se deja claro que de ningún modo se persigue una auténtica reforma que ponga "el bien escribir" al alcance de todos, sino una mera especificación de reglas que permita la unificación del uso de tildes y mayúsculas. Como siempre, el objetivo central de la Real Academia no es el reconocimiento, en un plano de igualdad, de las diferentes formas escriturarias, sino la homogenización.
Esta vez, y celebrando sus 80 años, Gabriel García Márquez ha sido invitado. Debemos recordar que este Premio Nóbel de Literatura propuso, en el discurso inaugural del I Congreso Internacional de la Lengua Española (Zacatecas, México, 1997) jubilar la ortografía, y eso le valió numerosos ataques y no ser invitado oficialmente al III Congreso.
Ahora, el escritor que pidió simplificar la gramática "...antes de que la gramática termine de simplificarnos a nosotros..." retorna al redil, como en la parábola del hijo pródigo, para sumarse a la labor de los académicos. Es de esperar que García Márquez no deje de recordar en este nuevo encuentro de la RAE la necesidad de "humanizar" las leyes y de jubilar "...la ortografía, terror del ser humano desde la cuna...".
Pecaríamos de ilusos si pensáramos que la RAE se propone abordar con seriedad la cuestión ortográfica. Para eliminar toda esperanza basta recordar que su director, Víctor García de la Concha, focalizó el interés en las palabras "este", "ese" y "aquel", que "pueden llevar tilde cuando funcionan como pronombres" y, por supuesto, en el uso poco claro de conceptos como "libertad", "justicia" y "paz", que "suelen escribirse con mayúscula".
La inclusión no es, como sabemos, un principio rector de la RAE ni del Instituto Cervantes. Este fue el motivo por el cual en el I Congreso de LaS LenguaS, un colectivo heterogéneo de instituciones académicas, organizaciones sociales y de derechos humanos, comunidades aborígenes, movimientos de empresas recuperadas y de documentalistas, nos reunimos para demostrar y, sobre todo, para demostrarnos que las utopías pueden no ser quimeras si estamos dispuestos a accionar para hacerlas realidad. Procurando crear un espacio para la diversidad dimos lugar a un foro de reflexión y debate en torno de las políticas lingüísticas. Este espacio de interacción de culturas y experiencias, que se ha constituido en una clara demostración de lo que puede la fuerza popular, ha promovido la defensa de la autodeterminación lingüística como un derecho humano inalienable.
Lejos del despliegue oficial, y contando sólo con recursos humanos, denunciamos que no estábamos de acuerdo con esa nueva forma de colonialismo lingüístico y con el mal uso del dinero público que las autoridades municipales, provinciales y nacionales hicieron prometiendo insertarnos en el Primer Mundo con el sólo hecho de declarar a Rosario "Capital de la Lengua Española". Este efímero y costoso reinado parece haber llegado estrepitosamente a su fin ya que la RAE demuestra no reconocer "los favores prestados" dejando de invitar a estas autoridades a la IV edición de su Congreso. La comitiva oficial, que siempre cumplió los mandatos de la Academia "al pie de la letra", tuvo que desarmar su equipaje y volver a la realidad silbando bajito, con el rabo entre las piernas, como la princesa del carnaval a la que se le miente un reinado eterno sabiendo que a fin de año deberá entregar su corona de hojalata.
Así, se desintegran, como pompas de jabón, los sueños de trascendencia de funcionarios e intelectuales. Nosotros, los otros, seguimos trabajando, sin fuegos artificiales ni glamour, pero cerca de los problemas cotidianos de la gente. Los días 18, 19, 20 y 21 de julio realizaremos en Buenos Aires el II Congreso de laS LenguaS para continuar y ampliar la discusión iniciada. Como antes, defendemos el respeto por la diversidad cultural y propiciamos el rescate de la memoria histórica como fuente de interpretación del presente, y base de construcción de un futuro mejor. De nuestro congreso podrán participar en forma libre y gratuita todos los interesados, salvo las autoridades municipales, provinciales y nacionales que, respondiendo a la coherencia de nuestra conducta, no están invitadas.
(*) Etnolingüista.
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