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sábado,
31 de
marzo de
2007 |
A 25 años de Malvinas
La guerra después de la guerra
Desde el año 2000, el 2 de abril se conmemora el Día de los Veteranos y de los caídos en las islas
En 2007 se cumplirán veinticinco años de la Guerra de las Malvinas, la única en la que intervino la República Argentina en el siglo XX y la única a lo largo de su historia en la que fue derrotada. Estas dos particularidades no describen, sin embargo, el principal trauma que produjo el conflicto de 1982: decidida por la última dictadura militar, la guerra logró inmediatamente el apoyo de amplios sectores de la opinión pública, lo que se manifestó en concentraciones multitudinarias que celebraban la invasión del territorio irredento e, indirectamente, exaltaban al gobierno militar al aprobar esa acción. Sin embargo, la rendición de las tropas argentinas a poco más de dos meses del 2 de abril, desató una desilusión tan grande como había sido en su momento el entusiasmo y aceleró la retirada de los uniformados del gobierno.
¿Cómo se explica aquella vocinglera adhesión a la guerra de 1982 que permitió a Galtieri salir al balcón de la Casa Rosada para recibir el homenaje del pueblo concentrado en la Plaza de Mayo? No son muchos los estudios sobre el tema pero buena parte de ellos adjudican a la escuela una responsabilidad determinante en la generación de un nacionalismo territorial irreflexivo que confundió la aventura de los dictadores con una gesta contra el imperialismo.
En esta perspectiva, C. Marí, J. Saab y C. Suárez sostienen en un artículo titulado “Tras su manto de neblina” que el “recuerdo escolar” fue determinante en la espontánea aprobación de la ocupación de las islas y que la escuela mostró su eficacia en los propósitos fundamentales de la enseñanza de la historia, la geografía y la educación cívica: “la formación de una conciencia nacional en la que Estado y Nación forman una unidad monolítica e indivisible y a este Estado-Nación corresponde una geografía de contornos bien precisos que todo argentino debe defender hasta con su vida...”
Un cuarto de siglo después, la guerra reaparece con fuerza. La afición a los aniversarios “redondos” hace que la escuela otorgue una mayor centralidad al tema. Para definir los contenidos de esa conmemoración el ministro de Educación, Daniel Filmus, optó por consultar a distintas agrupaciones de ex combatientes a las que reunió en la sede del ministerio, como se reseña en educ.ar. Ante estos veteranos, Filmus declaró: “Cuando fue la guerra de Malvinas todos sabíamos que eran nuestras porque lo habíamos aprendido en la escuela. Ahora tenemos el desafío de cumplir con lo que dice la Ley de Educación Nacional e incorporar la memoria de lo que ocurrió en Malvinas en los contenidos educativos”.
Ante estas palabras es conveniente realizar un par de reflexiones. La primera de ellas es acerca de un posible equívoco en las palabras del ministro y que es reiterado cuando se tratan temas vinculados al pasado reciente: no existe una única memoria social instalada sino varias “memorias en conflicto”, como sostiene Elizabeth Jelin. No es difícil que Filmus haya podido constatar este fenómeno en esa misma reunión, ya que las organizaciones de ex-combatientes no tienen una opinión única frente a la guerra sino que sus posiciones van desde una aguda crítica a quienes los comandaron y a los motivos que desencadenaron el conflicto hasta una posición ultranacionalista que incluso acude, en algunos casos, al padrinazgo del Coronel Seineldín.
Espacio de lucha
El espacio de la memoria es, entonces, un espacio de lucha política y la escuela no puede actuar en forma ingenua si se hace responsable de estos temas. Por otra parte, es muy probable que la escuela nos haya enseñado a valorar a las Islas Malvinas pero ¿es un buen amor el que nos impide ver que una dictadura nos está manipulando?
Es hora que pensemos también en cómo la escuela nos hace amar a la Patria. Es necesario redefinir el patriotismo para promover en las aulas una noción que sea reflexiva y crítica que reemplace a la concepción fanática o dogmática tradicional. Como decía Guillermo Obiols, “algo más parecido a comprender y apreciar una historia en común, con sus más y sus menos, que alimentar un mito de guerreros invencibles. Deberíamos intentar cultivar un patriotismo compatible con valores como ´tolerancia´, ´no violencia´, ´libre determinación de los pueblos´”.
(*)Profesor titular de “Didáctica especial y prácticas de la enseñanza en historia”, en la Universidad Nacional de La Plata y profesor de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Dirige proyectos de investigación sobre la enseñanza de la historia reciente.
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