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domingo,
25 de
marzo de
2007 |
Lo que comprobó la Justicia sobre la violación en la 1ª
Los agentes Juan Manuel Morales, Ariel Canelo y Fabián Ibarra fueron condenados por "extorsión en grado de tentativa en concurso real con privación ilegal de la libertad calificada y abuso sexual doblemente agravado por el número de personas y su calidad de miembros de las fuerzas policiales en ejercicio de sus funciones y amenazas coactivas". La víctima de los múltiples delitos fue Erica Joanna Córdoba, una adolescente de 16 años.
Según el fallo del juez de Sentencia Nº2, Antonio Ramos, que fue ratificado recientemente por la Cámara de Apelaciones, el hecho ocurrió el 26 de julio de 2002. Esa madrugada, la menor fue detenida junto a un amigo, Ezequiel López, también menor de edad, luego de que éste cometiera un robo en una cochera de San Martín y Santa Fe. Los menores fueron interceptados por un policía de civil, de apellido Olmedo, a poco de subir a un taxi en 1º de Mayo y 3 de Febrero.
Erica denunció que una vez que estuvo en la seccional de Juan Manuel de Rosas al 1300, que está ubicada a una cuadra y media del lugar donde los apresaron, los policías la obligaron a hacer dos llamadas telefónicas a la casa de Ezequiel (una fue realizada desde la dependencia) para que la madre del muchacho trajera 200 pesos a la comisaría y así poder recuperar la libertad.
El ultraje
Esas comunicaciones quedaron acreditadas mediantes informes de Telecom y también por la madre de Ezequiel quien declaró como testigo y afirmó haber atendido a la chica que le dijo Señora venga a buscarme estoy con su hijo El ataque sexual se consumó poco después Erica estaba sola en la guardia y al rato un policía uniformado la llamó y la hizo pasar a un dormitorio trasero porque tenía que hablar con ella En ese lugar fue ultrajada por los tres agentes y luego la amenazaron para que no dijera la nada Somos policías y sabemos donde vivís le advirtieron
Por vergüenza y temor a represalias la menor guardó silencio, pero a principios de septiembre se cruzó con sus agresores en la calle y estos le gritaron "fiestera". Entonces la chica se quebró y comenzó a llorar. Cuando su madre le preguntó qué le pasaba, la adolescente le narró lo sucedido en la seccional 1ª. Y entonces radicaron una denuncia en la Comisaría de la Mujer.
Trámite lento
La causa judicial estuvo paralizada más de 20 días sin que el juez de Instrucción en turno Eduardo Suárez Romero ni la Unidad Regional II tomaran medidas tendientes a investigar lo ocurrido Recién cuando el caso salió a la luz a través de su publicación en este diario comenzaron las actuaciones Al momento de dictar sentencia Ramos convalidó entre otras pruebas el contundente reconocimiento que hizo la víctima de sus agresores la descripción exacta que hizo del lugar donde ocurrió la triple violación y una pericia psicológica oficial donde se describieron las huellas que quedaron en la chica y que presuntamente la llevaron al suicidio
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