Al salaíto lo pisó un camión: Barracas le ganó 3 a 0

Barracas Central le ganó el mediocampo, aprovechó las fallas, le hizo tres y lo bajó como escolta

Javier Parenti / Ovación

Lo lechucearon y lo pisó un camión. Argentino no hizo un piquete consistente en el medio y lo pasaron por arriba. Su rival no fue a la carga Barracas, sino que lo hizo en forma inteligente y desequilibrante apostando a hacer pagar caro cada error local. Y fue 0-3, igual que la última vez en el Olaeta, muy distinto a aquellas goleadas a Dálmine (6-2) y Excursionistas (5-2) que habían ilusionado a todos los salaítos, que hasta ayer eran escoltas.

¿Qué pasó? ¿Por qué tanta diferencia? Seguro influyen los niveles de cada rival y los dos Barracas sin dudas están entre los mejores de la categoría, pero el rendimiento propio tampoco fue el mismo. Por algo el técnico, Jorge Díaz, se había quejado entonces de los lujos innecesarios. Por algo se reclama ahora la falta de prepotencia ofensiva y de contención.

Se preveía un duro desafío y se confirmó de arranque. Los camioneros se condujeron con firmeza para marcar terreno a su paso y dejaron la huella. El paso lo marcó Unzurrunzaga, el 10 que fue aplaudido por todos al salir, y el camino lo abrió Manzini.

Se lo pidió el técnico cuando debía patear el tiro libre de los 24' y el siete lo hizo al ángulo, la pelota dio en el travesaño y entró inatajable. Lo único para reclamar fue que la falta sancionada de Raggio no pareció.

Así se abrió el juego para Barracas, porque el salaíto no sintonizaba. Intentaba Bertollo pero lo raspaban, la pedía Módica pero no lastimaba y debía retroceder, no sorprendían los carrileros y Müller quedó aislado.

Encima, el doble cinco fue menos diez. Abdala y Sánchez no paraban a nadie y atrás el Flaco Inza estuvo desconocido. Por eso, a los 35', lo desbordaron y el centro de Manzini cayó para la palomita de Del Río, que le ganó a Sánchez para clavar el 2 a 0.

Argentino arriesgó para la segunda mitad. Díaz apostó a más con el ingreso de Godoy (salió Inza y Sánchez cubrió su puesto) pero el intento falló. La visita insistió por su derecha y sacó el rédito que terminó con las ilusiones salaítas. A los 9', otro tiro libre para Manzini y el gol, bien ejecutado pero esta vez ayudado un poquito por Busso.

Quedaba mucho, pero el salaíto ya no tenía respuestas positivas. Buscaba, quería, pero no logró lastimar. Barracas ya estaba hecho. Y se cerró en 0-3. Como la última vez. Con otro Barracas, uno más duro, pesado como un camión. Aunque con un amuleto que dejó al descubierto que trajo a Rosario algo más que su fútbol: una lechuza bien cuidada en su jaulita para su suerte y lechucear el presente salaíto, aunque todavía se mantiene cerca de la punta.