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sábado,
24 de
marzo de
2007 |
Discos / Novedades
Sonic Youth desempolva lados B y "rarezas" de los 90
Se editó en Argentina "The destroyed room", de la banda neoyorquina
"The destroyed room" es una fina selección de lados B y "rarezas" creados durante los 90 pero que nunca habían sido editados por los ruidosos y experimentales miembros de Sonic Youth. El álbum recién lanzado en Argentina guarda algunos tracks escondidos en ediciones de vinilo y tres rarezas sin publicar, y además recorre la historia de la banda de rock neoyorquina con Geffen Records, relación que parece haber llegado a su fin.
Las canciones incluidas en este CD fueron creadas entre 1994 y 2003, lo que ayuda a su unidad, y al mismo tiempo descarta la intervención de miradas nostálgicas a sus primeros tiempos rebeldes y afilados. Se trata más bien de joyitas robadas de otros tiempos en un tono más adulto, pero igualmente -al tratarse de rarezas- más lejanas al pop que sus últimas producciones.
"La discográfica nos pidió un disco con lados B y cosas raras. Lo que queríamos hacer, conforme avanzábamos en la grabación, era poner cosas fuera de lo común y nos dimos cuenta de que la mayoría de las canciones eran instrumentales, lo cual le dio una forma muy definida al disco", recordó en una presentación de la banda en México, el guitarrista Lee Ranaldo.
El trabajo cuenta con versiones de "The diamond sea" (originalmente editado como lado B del single del mismo nombre incluido en "Washing machine, de 1995). Este temazo -que con un final alternativo se empina por sobre los 25 minutos de duración- pone el broche de oro a la placa, que a pesar de estar formada por trozos extraídos de lugares difíciles incluso para los coleccionistas, funciona como una unidad.
"Fire engine dream" (corte inédito trabajado para "Sonic nurse", de 2004) se parece a un ejercicio de estilo. También está el melódico vuelo instrumental de "Fauxhemians", y luego el interludio semi-acústico "Razor blade" de un minuto para dar paso a una de las mejores piezas del álbum: "Blink", donde la voz de Kim Gordon lidera arreglos orgánicos en una especie de plegaria ciega, con esos efectos tan personales que sólo se pueden identificar con estos padres del indie rock.
Reverberaciones y otros ruiditos eléctricos se disparan en "Campfire" y "Loop cat", ambos editados en distintas recopilaciones. También se incluye la melódica "Kim?s chords", continuada por la compleja y exquisita "Beautiful plateau" (ambos bonus traces de la edición japonesa de "Sonic nurse").
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El cuarteto lanzó un album preferentemente instrumental.
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