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sábado,
24 de
marzo de
2007 |
La situación
de los ómnibus
Leí la nota del domingo 18 de marzo y quería hacer notar la otra cara de la noche de los fines de semana. La cara de los que trabajamos y salimos a las seis de la mañana y tenemos que pasar por la desagradable circunstancia de esperar el colectivo y que nos ignore, de soportar que la juventud alcoholizada y sus comentarios nos saquen la poca paciencia que queda, que al subir a un colectivo pagando el boleto haya otros cincuenta que suben gratis... Hubo una oportunidad, hace dos semanas atrás, donde tomé un colectivo de la línea 35/9 y al llegar a la plaza Sarmiento subió una verdadera multitud de jóvenes tomados que comenzaron a fumar marihuana y a hacer toda clase de comentarios desagradables, a la par que cuando descendieron del coche aprovecharon a correr con un par de carteras del resto de los pasajeros. Entonces, señores, el que peor las pasa es el trabajador. Me encantaría que alguien le diera importancia a la muerte de la noche rosarina, no hay buses, los taxis son inalcanzables, absolutamente nadie controla nada. ¿Alguno de esos que determinó la suba del boleto se tomó alguna vez un colectivo? ¿Esperó a que el 143 o el 35/9 se demoraran más de dos horas a las tres de la mañana? ¿Sabe la frustración de estar en una parada durante horas esperando un micro que no llega? Si alguien puede sentirse identificado, esos son los trabajadores que, como yo, sufrimos las deficiencias de un sistema de transporte tan inmóvil como un 35/9 a las tres de la mañana.
Carolina Pecoraro, DNI 28.968.135
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