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sábado,
05 de
agosto de
2006 |
El "Pelado", "Pocho" y un bautismo por el compromiso
Celebración ecuménica en Rosario del grupo Obispo Angelelli, que llamó a profundizar la causa por la vida
"Esta celebración no es sólo para recordar a Angelelli, sino para retomar esa misma causa asumida con un generoso compromiso", dijo anoche el padre Daniel Signeriz durante el acto realizado en la céntrica plaza San Martín. El sacerdote de la parroquia San Joaquín, remarcó que esa causa "fue tomada por mucha gente y de diversas maneras, incluso por parte de quienes no tienen una confesión religiosa explícita".
La jornada se inició a las 15 con una radio abierta. Luego se proyectó "¿Estuviste con el maestro?", un cortometraje de ficción de Fernando Foulques sobre la vida de Angelelli y Pocho Lepratti, militante social asesinado por la policía rosarina en diciembre de 2001.
También actuaron grupos musicales, y pasadas las 20, la murga Los Trapos, de Ludueña "llamó" a participar en la celebración ecuménica realizada por pastores metodistas, evangélicos, pentecostales, católicos y laicos. En ese marco se realizó el bautismo de la hija de un miembro de las comunidades de base, "como una señal del compromiso con la vida", indicó René Alcaráz. El joven, que fue cura salesiano y luego se casó y ahora tiene su familia ("con una hija y otra por venir"), dijo que sigue su compromiso y trabaja como docente en la Escuela 27 de Ludueña y en la Secretaría de Economía Solidaria.
Por su parte, el padre Joaquín Núñez recordó su relación con Angelelli. "Lo conocí en una reunión de la Liga Agraria del Noreste en febrero de 1974, un mes antes de que me detuvieran. Era un hombre muy sencillo que estaba y se movía entre la gente, respetando, oyendo y trabajando".
Sobre la huella que trazó el obispo, Núñez afirmó: "Esa pastoral se mantiene en Rosario con un grupo que trabajamos desde abajo".
En tanto, el obispo metodista Federico Pagura consideró que "el obispo asesinado fue un pionero en encarnar el Evangelio en la vida cotidiana".
"El pregonaba el actuar «con un oído en el pueblo y el otro en el Evangelio», algo semejante a lo que el teólogo europeo Carlos Barth afirmaba. Decía -prosiguió- que nadie puede vivir la vida cristiana sin tener en una mano el Evangelio y en otra el diario del día. Su concepto era que los hechos de cada día ayudan a entender el mensaje de la Biblia".
Por ello, afirmó que "si los altos dirigentes de todas nuestras iglesias llegan a comprender lo que decían Angelelli y Barth, la Iglesia será lo que Jesús pidió que fuese".
Mate cocido y redoblantes
Mientras ex combatientes de Malvinas ofrecían mate cocido a las 400 personas convocadas por el acto, sacerdotes de boina y barba saludaban el encuentro, los más jóvenes trabajaban en la organización del encuentro y los pibes templaban los parches de la murga.
Moncho, un pelilargo de 26 años, y Bichito, un moreno morrudo de 21, definieron al acto: "Angelelli se encontró con los pobres de La Rioja y, Pocho Lepratti llegó a nosotros en el barrio. Con él fuimos despertando para ver que teníamos sueños y que algo podíamos hacer".
Bichito recordó que "Pocho" llegó a Ludueña "en 1993 y armamos el grupo La Vagancia, una revista y talleres".
"Hay gente que sigue luchando por algo diferente", rescató Moncho, y agregó: "Ahora estamos trabajando con Sentipensante, un grupo de educación popular".
La jornada, que incluyó un llamado por la paz, fue convocada por la Comisión por la Memoria Grupo Obispo Angelelli, integrada por las comunidades San Joaquín y Santa Ana, Crece desde el Pie, Santa Catalina, Cristo Redentor, la Carpa de la Resistencia, el grupo claretiano Jupic, la escuela María Madre de la Civilización del Amor, el colegio Marcelino Champagnat, la Cátedra Ecuménica Nuevo Mundo, las hermanas Franciscanas Misioneras de María y el grupo La Vagancia.
En medio del acto, dos pibes de la murga se alejaron de la plaza buscaban un baño. Tras una indicación, corriendo y charlando -comos desafiantes- entraron con sus urgencia al Patio Cívico del edificio de la Gobernación -sobre calle Santa Fe-, donde en épocas del terrorismo de Estado funcionaba la Jefatura de Policía y el centro clandestino conocido como "El Pozo".
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