Miles de chicos carecientes esperan con gran expectativa el Día del Niño

Más allá de los afectos, los juguetes siguen despertando sonrisas en los que viven en hogares de menores

Cuando se visita la Asociación Civil Encuentro donde viven decenas de chicos menores de cinco años en situación judicial suele quedar la sensación de que lo material siempre resulta ser secundario. Con sólo observar la mirada triste de muchos de estos niños basta para saber que la contención afectiva es irreemplazable y sin embargo un juguete todavía despierta una sonrisa. Esta escena se repite en otros hogares donde miles de chicos carecientes esperan con gran expectativa el Día del Niño.

  En el espacio Encuentro conviven menores que provienen de diferentes juzgados con complejas realidades. Algunos fueron víctimas de maltrato o abuso y dan cuenta de una situación que no eligieron y que, sin embargo, los marcará de por vida.

  Las grandes salas del lugar tienen viejos juguetes desparramados y dibujitos pegados en las paredes. Ese ambiente tiene algo de lo que debería ser común para cualquier chico, sin embargo las carencias se notan y las historias de cada uno las reafirman.

Devolver la alegría
La mayoría de los chicos está en el hogar desde muy temprana edad y conforma su personalidad mientras espera una familia que le pueda devolver totalmente la alegría. Si bien es un grupo cuyos integrantes crecen al unísono, muchas veces queda la sensación de vacío, porque algún chico es llevado en adopción.

  La necesidad de afecto es una muestra constante por parte de los chicos. La persona que desee o quiera visitar el lugar no tardará en percatarse de eso. Los niños ofrecen lo que tal vez no pudieron recibir de sus familias: el abrazo, el beso, las caricias o simplemente una sonrisa.

  Siempre los chicos tienen expectativas y el Día del Niño es algo muy especial, ya que también esperan lo que otros, y el juguete siempre es bienvenido, y si viene acompañado con un gesto de amor, mucho más.

  Como éstas, otras historias podrían contarse. Pero todas evidencian una misma realidad. Queda en la sociedad misma tratar de revertir esa situación y achicar poco a poco esa brecha social que parece cada vez más lejana.

  En la Argentina, tres de cada diez hogares son pobres, y las altas tasas de crecimiento del producto bruto en los últimos años se tradujeron de manera moderada en un ascenso de la calidad de vida de la población más vulnerable.

  El informe de Unicef de 2006 sobre la infancia en la Argentina revela que viven el país unos 12.260.302 chicos y adolescentes menores de 18 años, de los cuales 3.460.103 viven en situación de pobreza en los centros urbanos. Unos 1.418.431 viven en la indigencia en esos mismos lugares.