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 miércoles, 02 de agosto de 2006  
Indignación. En el pueblo hicieron una marcha de silencio y preparan otra para el domingo 27
En Santa Teresa piden justicia para dos jóvenes arrollados por un auto
Familiares de las víctimas aseguran que no se trató de un accidente. "Esto fue un homicidio", sostienen

Osvaldo Flores / La Capital

Santa Teresa. - María Celia Almirón y César Luis Avellaneda tenían 25 y 24 años, respectivamente, y desde hacía siete meses vivían en pareja junto a la pequeña hija de la chica. El 25 de junio pasado, a las 5, salieron de un bar de la zona céntrica del pueblo y unos metros antes de llegar a su casa fueron arrollados por un auto, cuyo conductor habría estado ebrio. Los dos jóvenes fallecieron en el acto. Desde entonces, en el pueblo la indignación se nota a flor de piel, porque el conductor fue rápidamente liberado y por la falta de controles comunales y policiales, sobre todo durante los fines de semana.

Para pedir justicia, los propios vecinos ya organizaron una marcha de silencio cuando se cumplió un mes de la tragedia que se cobró la vida de "dos laburantes ejemplares". Y preparan otra, multitudinaria, para el domingo 27 del corriente.

"De ninguna manera esto fue un accidente de tránsito. Fue intencional, lisa y llanamente un homicidio, y por eso clamamos por justicia. César nos había dicho que el muchacho que conducía andaba diciendo que donde lo encontrara lo iba a matar. Lo hizo, y ahora está libre, por eso queremos que se haga justicia", clamaron el padre de María Celia, José Almirón, y el de César, Ricardo Avellaneda, en medio de un dolor inconmensurable.

Según relataron los familiares de las víctimas, esa madrugada María y César salieron del bar La Pulpería, frente a la estación de trenes. Lloviznaba, cruzaron las vías y tomaron por avenida Gálvez hacia su casa. Como en la zona no hay veredas, iban por la orilla de la calle, que está muy bien iluminada.

"Faltarían unos 20 metros para que llegaran a su casa cuando desde atrás apareció ese auto, como a 100 kilómetros por hora, que los levantó por el aire y los mató", recordaron.

El informe policial precisa que se trataba de un Ford Sierra, patente TZH 018, conducido por Julio Marcelo B., de 25 años, y también oriundo de Santa Teresa. A su lado iba Sergio K. "No sólo que no se ve ninguna frenada en ese lugar, sino que a la velocidad que venía el auto no se detuvo, siguió, tratando de escapar. Unos muchachos que andaban en un Fiat 128 vieron toda la tragedia, y lo corrieron al del Sierra hasta que lo encerraron en una calle al final del pueblo", detallaron los familiares.


Sin vallado
"A nosotros, que vivimos a unos pocos metros de allí, nos avisaron recién tres horas más tarde -dijo Almirón-. En ningún momento el lugar de la tragedia fue vallado, la policía no hizo ningún peritaje, nada, sólo tomó fotografías. El padre del conductor lo entregó un rato después a la policía, y ya estaba acompañado por autoridades del pueblo y dos agentes de seguros, como si intentaran tapar todo".

Según Almirón, Julio B. "anduvo desde las 23 como loco por el pueblo con ese auto. Todo el mundo lo pudo escuchar porque tenía un escape libre, todos menos la policía y los inspectores comunales, porque este pueblo se ha convertido en tierra de nadie".

"Antes de irse del boliche, César había separado a ese muchacho, que estaba borracho, en una pelea que tuvo con el dueño del bar. Además, sabemos que por un accidente que tuvo anteriormente el conductor homicida no tenía carné de conducir, y como estaba en tratamiento no podía tomar alcohol", añadió.

En medio de la consternación por la tragedia que los enlutó a todos, los vecinos siguen alarmados porque aseguraron que "en cualquier momento puede ocurrir otro hecho similar, o más grave aún".
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Los padres de los jóvenes aseguran que el hecho fue intencional.

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