|
miércoles,
02 de
agosto de
2006 |
Bronca e indignación entre vecinos de barrio Belgrano
Se incendió una fábrica, fueron
afectados y no los resarcieron
Hace 6 meses, una fraccionadora de aceite ardió en zona oeste y dañó casas linderas. Hoy, todo sigue igual
Verónica Cordero sintió un ruido fuerte, como una explosión. Después se oscureció el cielo y escuchó los gritos de los vecinos: "La fábrica se quema", advertían. Todo pasó hace seis meses, pero lo recuerda como si la fraccionadora de aceite lubricante Petrolera del Sur, de Río Negro y Fraga, volviera a arder frente a sus ojos. Como otros vecinos de barrio Belgrano, Verónica todavía espera que los responsables de la empresa le paguen un resarcimiento por los daños causados en su vivienda. Mientras tanto, sí se comenzó a reconstruir el galpón que el siniestro dejó convertido en cenizas el pasado 27 de enero.
Verónica vive frente a lo que fue el portón principal de Petrolera del Sur. Y su casa todavía exhibe las marcas que dejó el incendio: manchas de hollín y salpicaduras de aceite. Las persianas ya no son las mismas, las anteriores se derritieron por las llamas, la misma suerte que corrió gran parte de la membrana del techo.
"A los pocos días del incendio el dueño de la fábrica se acercó y nos dijo que no nos preocupáramos, que él se iba a hacer cargo de todos los problemas que nos ocasionó. Pero nunca más apareció por acá", se quejó la mujer.
De la planta envasadora de lubricantes que estaba ubicada tras un paredón cuyo frente daba a Río Negro al 6400, ya no queda nada. Meses atrás comenzaron a limpiar el terreno, reconstruir los paredones que la rodeaban y levantar un flamante galpón. El contraste del nuevo tinglado con las veredas que aún aparecen renegridas, lo hace más brillante y despierta sospechas de que en el predio vuelva a instalarse un negocio similar (ver aparte).
Adriana Diu también recuerda el compromiso asumido por el responsable de la planta. "Dijo que se iba a hacer responsable por los daños, pero no pasó nada, quedó todo en el aire", señaló.
Los vidrios del garage de su casa explotaron cuando el viento se empecinó en dirigir las llamas hacia la fachada. Todo se llenó de hollín y se mancharon paredes y pisos. Los arreglos de su vivienda corrieron por su cuenta "porque nadie nos ofreció ni un centavo", explicó.
En los Tribunales
La casa de Gustavo Vandame se levanta a unos 80 metros de la fábrica, pero no salió indemne del siniestro. "Hasta acá volaban los tachos después de explotar. La terraza y el patio estaban todos llenos de pedazos de chapa, además de salpicados de aceite y hollín", aseguró. Como el resto de sus vecinos, Gustavo se cansó de esperar algún resarcimiento y directamente comenzó un reclamo judicial por daños y perjuicios.
Si bien reconoce que "afortunadamente las pérdidas materiales no fueron muchas" pide un resarcimiento por las secuelas que el incendio dejó en su familia. "Mi hija es alérgica y el humo la afectó muchísimo, y a mi mujer una de las chapas que volaron le lastimó la pierna", relató.
El día del incendio, los Vandame pudieron volver a su casa recién cuatro horas después de que se apagaron las llamas. No tenían agua, luz, ni teléfono y todo estaba lleno de humo y salpicado de aceite. "Tuve que refregar varios días los pisos con detergente y arena para sacar las manchas -recordó la mujer- pero el olor no lo pude sacar con nada. Hubo ropa que directamente la tuve que tirar".
Pero no fue esto lo único que perdieron. "Lo peor es que empezamos a sentir que ya no podíamos estar tranquilos en casa", aseguraron. Y volvieron a advertir: "Alguien se tiene que hacer responsable de esto".
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
La casa de los Vandame, a 80 metros de la fábrica, hasta donde volaron chapas tras la explosión.
|
|
|