|
miércoles,
02 de
agosto de
2006 |
El tren de
la vida
Dicen que el tren de la vida pasa una sola vez... ¡por suerte! El pasado sábado 15 de julio, Santiago (mi hermano) y su amigo Matías circulaban con su auto por calle Solís al 900. Tenían que cruzar una vía un poco elevada, sin señalización y sin visión para sus costados. Una vez arriba, Santi mira hacia el costado y ve lo que no se esperaba: el tren (que sin tocar bocina y como si fuera el único en la tierra iba por las vías). Lo único que atinó a hacer fue agarrarse la cabeza, y luego ver cómo el pavimento pasaba rápido debajo de él. Por suerte hoy puedo contar que mi hermano y su amigo pudieron salir vivos y casi sin lesiones, pero el auto quedó hecho una chatarra. Ahora me pregunto: ¿tendrá que morir alguien para que señalicen esa vía? Agradecemos profundamente a los vecinos que se acercaron a brindar ayuda, a la Policía, a la gente del Sies y al personal médico y no médico del Hospital Carrasco.
Mariana Bertinetti
enviar nota por e-mail
|
|
|