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 miércoles, 08 de febrero de 2006  
Denuncian que a Cromañón no llegaban los inspectores

Buenos Aires- El secretario de Justicia y Seguridad porteño Juan Carlos López denunció esta mañana que el boliche Cromañón “fue un lugar que, según afirma la Justicia, estuvo protegido por la policía”, por lo cual no se remitían denuncias y, en consecuencia, “no llegaban los inspectores” para efectuar controles.

López reconoció que “durante mi gestión no hubo ninguna inspección” al boliche que se incendió el 30 de diciembre de 2004, “salvo la fallida de febrero” de ese año, cuando un agente comunal se acercó al local -que todavía no se había inaugurado como Cromañón-, pero no ingresó por encontrarlo cerrado y, presuntamente, sujeto a reformas edilicias.

El ex secretario afirmó que “si yo cerraba toda la actividad” de los boliches capitalinos, como ocurrió durante varios meses luego de la tragedia de Cromañón, hubiera recibido “innumerables recursos de amparo, que iba a perder, e incluso una denuncia penal”.

“Yo renuncio por una serie de motivos, pero fundamentalmente por uno: me tocó vivir una catástrofe impensable. Esto me tocó a mí y resolví que me tenía que ir, sabiendo que esto iba a ser objeto de debate, y sin imaginarme que cometí un error político enorme y abrí las puertas del infierno para un gobierno, creí que hacía lo correcto”, subrayó.

El ex funcionario, actualmente procesado por supuesto homicidio culposo por la muerte de 194 personas, ocurrida a raíz del siniestro, se encontraba en funciones el día de la tragedia, y renunció a las pocas horas a pedido del ahora suspendido jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, quien es sometido a juicio político por supuesto mal desempeño en sus funciones.

López aseveró que “cumplí mi deber, fui muy ambicioso, el gobierno de Ibarra me dio todas las herramientas para trabajar. A pesar de que tenía experiencia de muchos años vinculado a la justicia penal, a la seguridad pública, no se me ocurrió durante esta gestión cuestionar a la policía. Siento que personalmente me pude haber comido esta protección que este lugar tenía. El tiempo dirá si me

equivoqué. Por esto va a pagar Ibarra, que la verdad va a ser un hecho sin precedentes e injusto”.

Mientras se le desbordaban las lágrimas, señaló que “yo vi a cada uno de los muertos. Esos chicos me van a seguir porque los vi, y toda mi gestión quizá no haya servido para nada, porque va a volver a pasar. He cometido errores. Pero esos muertos merecen un mejor debate en la sociedad argentina, que no cuida a sus jóvenes y el Estado está siempre detrás, nunca delante de los hechos. Yo me

hice responsable sin saber de qué. Mis áreas no me han defraudado a pesar de que esto pasó: el meteorito cayó y los muertos están”.

Respecto de la situación de la disco incendiada, aseguró que “no apareció nunca ni de modo formal ni informal como problemático. Cromañón fue un lugar que, según afirma la Justicia, estuvo protegido por la policía, por eso no llegaban los inspectores”.

El ex secretario dijo que antes del inicio de su gestión, en diciembre de 2003, “se respondía a sólo el 25, 30 por ciento de las denuncias”, y que, una vez que asumió, “hasta mayo (de 2004) se trabajó con denuncias. Nunca cubrimos el cien por ciento de las denuncias, pero tuvimos bajo control que no se escaparan denuncias graves”.

López encabezó las reformas en el sistema de control y

verificación de locales comerciales, escuelas, geriátricos, restaurantes y

boliches, a raíz de numerosas denuncias sobre el accionar de los inspectores, que el propio Ibarra calificó como “un focazo de corrupción”.

“El principal problema de esta área era terminar con el ruido de corruptela, de años contra esta actividad, cosa que logramos, en algunos aspectos, con los nuevos inspectores”, explicó.

Resaltó que “en los cinco años anteriores el promedio de inspecciones era de 40 mil al año, con entre 10 y 15 mil actas y unas 200 clausuras anuales. En el 2004 hicimos 16 mil inspecciones, 19 mil actas (se realiza una por cada infracción que se encuentra) y 1400 clausuras, con inspectores nuevos, que empezaron siendo 40 y llegaron a 200”.

“Presumimos que era un año de problemas. Se hicieron más infracciones y clausuras de locales de baile que en los últimos cinco años. Tenía la sensación de que íbamos por el buen camino, pero el 30 de diciembre ocurrió esto”, se lamentó. (DyN)
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