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miércoles,
08 de
febrero de
2006 |
Los árboles
de Pichincha
En Pichincha los vecinos disfrutamos de la belleza. Del canto de los pájaros, de la luna en los patios, de los árboles. Precisamente de un atentado contra estos últimos se trata esta carta. Hace unos días, en la esquina de Alvear y Jujuy, un selecto restaurante comenzó a ser remodelado. Lamentablemente, el proyecto consistió también en derribar tres bellísimos árboles alineados por calle Jujuy. Alguien, con su llamada providencial a la Municipalidad, evitó que la tarea fuera concluida y quedaron de pie, mutilados, con muñones en lugar de sus espléndidas ramas. Me pregunto, incrédula, ¿a qué cabeza vandálica se le ocurrió tal idea?, ¿con qué intención?, ¿despejar tal vez las vidrieras? Es una pena que el responsable de tal emprendimiento que está remodelando con intenciones de mejor rédito no se haya detenido a reflexionar un instante acerca de la presencia de esos esbeltos árboles plateados que lo único que le aportaban a su negocio era belleza. En una de las vidrieras remodeladas un cartel anuncia el nombre de una profesional. Pésima propaganda, señora arquitecta; en nuestro barrio los árboles no se dañan.
Silvia Carreras
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