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martes,
07 de
febrero de
2006 |
Se jugó un peso
que tenía para
comprar pan y
ganó un millón
Un humilde joven misionero es el ganador de un sorteo provincial. Recuperó su tarjeta del suelo cuando su mujer se la tiró por no traer la comida que necesitaba para su hija.
Javier Ernesto Chávez tiene 23 años, está casado con Cintia Regina y tienen una hija de menos de dos años, Andrea Soledad. Viven en una casa prestada de madera con techo de chapas de cartón, en el barrio San José de la localidad misionera de San Vicente y trabaja conduciendo un camión. Y también es el flamante ganador de 1.033.812 pesos, del Súper 9, que lo instauró el Instituto Provincial de Loterías y Quinielas.
El 11 de septiembre los Chávez se radicaron en la ciudad, venían de vivir y trabajar en el monte misionero. "Plantaba tabaco y manejaba una máquina cargadora de rollos, mis padres y hermanos todavía no saben que gané el premio", afirmó al diario Misiones On line.
Manejando un camión después de 12 o 14 horas de trabajo, logra sacar 30 pesos como jornal máximo, dijo.
La esposa de Chávez, relató que, el comprobante ganador casi se transforma en basura. "El jueves (pasado) le dije agarrá un peso y comprá pan, volvió y dijo que con esa platita había jugado al Súper 9. Yo me enojé y le dije Dios mío, era para que Andrea Soledad coma algo", recordó la mujer.
"Javier me dio la jugada y me dijo rompéla, total es un peso nomás. No la rompí, pero la tiré y él la juntó del piso", recordó emocionada la mujer del flamante millonario.
Chávez explicó que los números los eligió sin ninguna regla, que había jugado un mes seguido pero hacía dos semanas que no probaba suerte, y la del jueves había sido el reinicio de la apuesta. Había optado por el 02, 06, 14, 21, 28, 35, 37, 43 y 96.
Aseguró que seguirá trabajando. "La suerte es de quien tiene y no de quien quiere", apostrofó. Todavía le cuesta creer que es millonario porque, según reconoció, aún no festejó su buena suerte y ha seguido con su rutina diaria.
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