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domingo,
05 de
febrero de
2006 |
[Lecturas]
Ver para contar
Lisy Smiles / La Capital
Cuentos. Literatura, de Martín Rejtman. Interzona, Buenos Aires, 2005, 119 páginas, $ 24.
Los cuentos que componen "Literatura", de Marín Rejtman (1961), hacen las veces de una cámara que llega al lector. Sí, porque seguramente cualquier habitante de una ciudad de estos tiempos puede haberse cruzado con esos personajes (claramente personas), escenarios, situaciones, fragmentos de una vida que se logran ampliar de la mano de la lente que el autor presta al lector. El tiempo presente en el que están narrados hace que tanto el futuro como el pasado sean una suposición, que incluso hasta los propios protagonistas de los relatos pongan en duda. Martín Rejtman es escritor, y su escritura se desliza por distintos formatos ya que el cine lo ha tenido como guionista y director ("Rapado", "Silvia Prieto" y "Los guantes mágicos", entre las más conocidas).
En "Literatura" cuenta cuatro historias diferentes entre sí pero unidas por una misma cadencia, que deambula entre la certeza de que la vida es tan sólo un desarrollo, sensación que presta una especie de seguridad a los personajes y el desafío de hallarse en medio de ella.
El libro abre con "Alplax", un grupo de amigos que recorre una ciudad, casi una roadmovie urbana que permite al autor un estilo crudo, donde hace guiños al lector como permitiendo cierta anticipación para luego dejar que pase poco y nada.
Le sigue "Mi yeso", protagonizado por un tipo (sí, un tipo) separado y con hijos, situación que parece no alterarlo en demasía. En este relato Rejtman sigue al protagonista, le otorga un yo presente para que se cruce con amores que se desvanecen, situaciones donde el humor permite la aparición de una sonrisa, aunque no una carcajada. Pareciera como si la vida en tanto movimiento sólo afectara a los demás, pero es sólo una apariencia, ya que el protagonista ve cómo la propia figura puede tornarse fantasmagórica.
"Literatura", el relato que presta el título al libro, quizá plantea la génesis del cuento anterior. Alguien que escribe, como tantos que habitan cualquier ciudad, y que quiere ser escritor. Y que la vida, esa que siempre se cruza en los personajes diseñados por Rejtman, lo lleva a observar y observarse, hasta casi alejarse de lo que ocurre aunque lo tenga de protagonista. Pero siempre sin que aparezca la complicación, nada es demasiado grave ni dramático, y justamente ese es el drama.
El último cuento, "Ornella", es quizá es el que más atrapa. Es una historia realista, donde la imaginación del autor logra crear un mundo absolutamente posible. Y como construcción realista es a la vez, claro está, pura imaginación. Por momentos se parece a esas historias frente a las cuales el lector siente en un mismo momento que eso no puede ocurrir y a la vez que claramente puede suceder. Por eso al ser la más realista, es quizá la más fantástica.
Narrar supone aquí dejar que el lector se haga cargo de las imágenes, esas que quedan grabadas y vuelven cuando el tiempo empieza a ser pasado.
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Roles. Rejtman esta vez pone las imágnes a disposición de la escritura.
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